Vivimos en una sociedad donde los ciclos de vida de muchos de los nuevos productos que se lanzan al mercado cada vez son más cortos y muchas innovaciones se quedan por el camino. El tiempo entre el lanzamiento, el desarrollo, la madurez y el declive se reducen. Los productos históricamente consolidados aguantan gracias a su músculo, mientras muchas de las nuevas alternativas aparecen y desaparecen rápidamente. De estas tendencias no está aislado el mundo político.

Hace cinco años, en la europeas 2014, emergió el fenómeno Podemos (8% y 5 eurodiputados). Ya en las campañas de las elecciones generales de 2015 parecía que el PSOE quedaría “arrasado” por la efervescencia de ese nuevo “producto”. Una nueva alternativa de moda frente a la desafección que producía la oferta tradicional de los partidos de izquierda y centro izquierda. Ese sorpasso nunca se produjo. 20,7% en 2015 sin IU y 21,1% en 2016, siempre por debajo del PSOE. Cuatro años después el PSOE ha duplicado en votos (28,7% vs. 14,3%) y casi triplicado en escaños a Podemos en las últimas generales (123 vs. 42) y ha pasado a triplicarlos ya en votos en las Europeas (32,8% vs 10,05%) volviéndose a convertirse en la referencia de ese espacio ideológico en España. En cinco años el producto Podemos ha nacido, crecido, madurado y se encuentra en claro declive.

No se ha librado de esta emergencia de “nuevos productos” el espacio de centro derecha/derecha. En un momento similar a Podemos surgió Ciudadanos, aunque su ciclo de vida ha sido menos explosivo y más equilibrado. Su crecimiento vino tras las elecciones europeas de 2014, donde apareció como fuerza nacional relevante por primera vez con un 3,17% de los votos. En las elecciones de 2015 (13,9% 40 escaños) y en las de 2016 (13,05% y 32) desarrollo su potencial. En las generales de 2019 no se desinfló tras los tres años de legislatura, sino que consolidó sus votos y logro crecer hasta el 15,9% y 57 diputados pareciendo alcanzar una etapa de madurez, pero que ha despertado ciertas dudas sobre si ha alcanzado su mayor potencial. Tras rozar el sorprasso al PP, las últimas elecciones Europeas, Autonómicas y Municipales han supuesto un cierto desencanto. No han conseguido convertirse en la referencia del centro derecha que buscaban y han disminuido su peso en las Europeas hasta el 12,17%. ¿Es una parón en su etapa de desarrollo y madurez o han iniciado una etapa de declive? Todavía está por ver.

En los corrillos políticos se hablaba de la emergencia de la nueva fuerza política

Pero si un nuevo producto parece estar cubriendo pasos en su ciclo de vida de una manera acelerada es Vox. Recordemos la situación de partida de poco más de hace medio año. En noviembre de 2018, un mes antes de las elecciones andaluzas, Vox pugnaba en las encuestas por alcanzar representación parlamentaria a nivel nacional. En los corrillos políticos se hablaba de la emergencia de la nueva fuerza política que quizá entraría en el parlamento andaluz, pero siendo desconocida para una gran parte de la población. El 2 de Diciembre se convirtió en la sorpresa de la noche electoral alcanzando el 11% de los votos y 12 diputados autonómicos.

Fue su lanzamiento de gala a la arena política nacional. Foco continuo en los medios y referencia clara de la información política durante los siguientes meses. Pasó de un 3% a superar el 12% en las medias de encuestas en menos de un mes. Una autentica explosión. Antes de las elecciones del 28 de mayo las expectativas eran altísimas. Apoyados en la movilización y asistencia a sus mítines hablaban de dar gran sorpresa y alcanzar cifras por encima de los 50 escaños superando el 15% de voto. Todo ello contra cualquier estimación realizada por las encuestas. El 28 de Abril sin embrago su porcentaje de votos fue inferior al de las expectativas generadas, se quedó en el 10,3%. En esta ocasión la mayoría de las encuestas les sobrerepresentaron. Y estos resultados por debajo de las expectativas se dieron a pesar de que el PP, su principal rival en su espacio ideológico, obtuvo un apoyo mínimo histórico, un pírrico 16,7%.

Vox debía demostrar si era una alternativa real o simplemente había sido para muchos una vía de salida temporal

La siguiente cita electoral, muy próxima en el tiempo, suponía una prueba de fuego para VOX. Se encontraba en la mejor de las coyunturas, ante un PP debilitado y con una crisis de imagen como partido ganador. Pero a la vez había perdido parte de su frescura, ese halo de fenómeno social, de mayoría silenciosa ganadora, que una vez vistos los resultados de los generales se perdió. Vox debía demostrar si era una alternativa real o simplemente había sido para muchos una vía de salida temporal. En esta coyuntura los resultados tampoco fueron buenos para VOX. De nuevo las encuestas tuvieron tendencia a sobrerrepresentarlos y quedaron por debajo de los esperado. Desde el 10,3% en generales descendió al 6,2% mientras que el PP, tras la crisis sufrida en las generales se mostró resistente creciendo hasta 20,13% de los votos. Esto supuso una pérdida de un 40% de apoyo en un mes, alrededor de 1.300.000 votos. Una autentica montaña rusa en cuanto a apoyo en menos de 6 meses.

En principio los acontecimientos hacen presuponer que tendremos una cierta tranquilidad en cuanto a convocatorias electorales en los próximos años y que VOX tendrá tiempo para trabajar en su posicionamiento después de unos meses de alta intensidad. En este tiempo se verá si Vox se consolida realmente como una alternativa relevante en la política de nuestro país o se convierte en un producto de moda que entra en declive ante la resistencia que ha mostrado el producto líder del centro derecha en España incluso en el peor momento de su historia.


Equipo DYM Politics ( Carlos Rello , Luciano Miguel, Juan Pablo García)