Alsina se trajo a Zapatero como a un Buster Keaton así ya mayor. Zapatero es ese icono del desastre con cara triste, que aún mira con espirales místicas en los ojos, con mandorlas girando, mareándose y mareándote como un chamán de peyote o un marino de ancas torcidas. Zapatero no era una siniestra sonrisa cosida o descosida, aunque así se le ha quedado la caricatura, de espantapájaros con la paja saliendo por las orejas. Zapatero era sobre todo, y sigue siendo, ese mareo de hombre sin suelo, sin barandilla, sin verbo, sin gafas, que se puede suicidar (o suicidarnos) en cada paso, en cada frase de trapo que dice, en cada heroísmo de gafe o en cada ambigüedad altisonante en la que se queda suspendido como un yoyó, entre lo absurdo, lo
innecesario y lo dañino. Zapatero es un hombre temblón, un político temblón, que nunca ha hecho nada sino temblar entre dos acciones o entre dos palabras o entre dos barquillas. Zapatero marea, exaspera, sobresalta. O sea, como Buster Keaton al borde de la catástrofe.
Para seguir leyendo Regístrate GRATIS
Identifícate o Regístrate con:
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 'El cuento de la criada' vuelve hoy a las plataformas de streaming
- 2 El juez Peinado salpica al Ibex-35 por el 'caso Begoña Gómez'
- 3 El "disparate" del puesto del hermano de Pedro Sánchez en la Diputación de Badajoz según uno de sus subordinados
- 4 Simón Pérez y Silvia Charro: muerte en directo
- 5 Abren una investigación en RTVE por la emisión de 7.291
- 6 Últimas noticias de España y Política | El Independiente
- 7 Así es el nuevo registro horario que las empresas deben realizar
- 8 Iglesias tacha a García Castellón de "corrupto"
- 9 Avance de Renacer próximo lunes 14 y martes 15 de abril