Alsina se trajo a Zapatero como a un Buster Keaton así ya mayor. Zapatero es ese icono del desastre con cara triste, que aún mira con espirales místicas en los ojos, con mandorlas girando, mareándose y mareándote como un chamán de peyote o un marino de ancas torcidas. Zapatero no era una siniestra sonrisa cosida o descosida, aunque así se le ha quedado la caricatura, de espantapájaros con la paja saliendo por las orejas. Zapatero era sobre todo, y sigue siendo, ese mareo de hombre sin suelo, sin barandilla, sin verbo, sin gafas, que se puede suicidar (o suicidarnos) en cada paso, en cada frase de trapo que dice, en cada heroísmo de gafe o en cada ambigüedad altisonante en la que se queda suspendido como un yoyó, entre lo absurdo, lo
innecesario y lo dañino. Zapatero es un hombre temblón, un político temblón, que nunca ha hecho nada sino temblar entre dos acciones o entre dos palabras o entre dos barquillas. Zapatero marea, exaspera, sobresalta. O sea, como Buster Keaton al borde de la catástrofe.
Para seguir leyendo Regístrate GRATIS
Identifícate o Regístrate con:
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 El Consejo de Estado avisa a Robles que debe permitir a los militares acceder a puestos OTAN
- 2 La gran sacudida de testosterona de Pedro Sánchez
- 3 Hamás emerge de túneles tras 15 meses de bombardeos israelíes
- 4 ¿Podría haber un ERE si Indra y Telefónica se fusionan?
- 5 La UCO halla "información de interés" en el Whatsapp de García Ortiz
- 6 Sindicatos y CEOE advirtieron al Gobierno sobre el decreto de pensiones
- 7 El Gobierno dispara la recaudación por impuestos más de un 8%
- 8 Endesa, Naturgy e Iberdrola acusan al Gobierno de asfixiar su negocio nuclear con un 70% más de impuestos
- 9 Cómo será relación de Tump y Maduro: petróleo migrantes droga