Cuando este martes vi la noticia de que Christine Lagarde había sido la elegida para suceder a Mario Draghi en la presidencia del Banco Central Europeo (BCE), pensé lo mismo que lo que se habla estos días en los corrillos de expertos.
Al parecer, el mercado está celebrando más que el sucesor de Draghi no sea Weidmann, más que el hecho de que se haya elegido a Lagarde. Y es que, ya saben: Jens Weidmann, presidente del Bundesbank, pertenece al ala dura, a aquellos que son partidarios de subir tipos en vez de bajarlos, y de meter presión a la banca para que "se ponga las pilas" y mejore su balance por su cuenta, en vez de acostumbrarse a QEs y diversas medidas de estímulo por parte del BCE.
El antiguo asesor económico de la canciller Angela Merkel llevaba tiempo "dejándose querer" por la diplomacia europea, conocedor de que era el candidato con más papeletas para suceder a Draghi al frente del BCE. Pero, al final, no ha sido así. Casi por sorpresa, Christine Lagarde, ex ministra de Finanzas de Francia y hasta ahora directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), será quien a partir de octubre ocupe la silla tan ansiada por Weidmann.
Algunos destacan que tiene un perfil más político que económico, que quizá pueda suponer una traba para llevar a cabo políticas monetarias
Aunque recordemos que ya el martes Merkel se inclinaba públicamente por la francesa para presidir el BCE, algo que no tuvo que sentar nada bien al alemán. A sus 63 años, se convertirá en la primera mujer en presidir el BCE. Algunos destacan que tiene un perfil más político que económico, que quizá pueda suponer una traba a la hora de llevar a cabo políticas monetarias, pero todos valoran su alta capacidad para tener una visión internacional, tras sus 11 años al frente del FMI.
Lagarde ha encabezado las llamadas de atención a las grandes potencias en torno a los peligros para la economía mundial que suponen las guerras arancelarias y los excesos de proteccionismo, y ha sido una de las grandes impulsoras del rescate a países con problemas durante las crisis financieras.
De hecho, en los últimos meses su nombre ha destacado en las quinielas para presidir la Comisión Europea (CE), pero hay quien dice que se siente más cómoda en el banco central. Aunque para que Lagarde se convierta de forma efectiva en la presidenta del BCE los Estados miembros deben dar su visto bueno, todo apunta a que su designación oficial no tendrá opositores.
Su perfil mucho más dovish que Mario Draghi hace pensar que el recorte de tipos en la Zona Euro llegará más pronto que tarde. Y es que, aunque los miembros del Consejo de Gobierno del BCE se esfuerzan por reiterar que no ven la necesidad de apresurar un recorte de tipos de interés (el mercado otorga un 50% de probabilidades de bajadas en la reunión del BCE el día 24 de este mes), y prefieren esperar a recabar mayores datos sobre la economía, ahora la pregunta está en si Draghi querrá terminar su mandato con un recorte de tipos, o dejará esta ardua labor a Lagarde.
Laura Sánchez es editora jefe de Investing.com en España
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