Sánchez no está ahí solo, ahogándose solo en el Congreso, como en una pesadilla, en agua de hule y ante mirones quietos. Tiene a la gente, que es lo que importa. El PSOE no junta a nadie en el Congreso, donde Sánchez y su Gobierno parecen niños cantores asomados a la barandilla del coro, a mitad de camino entre un Cielo de ángeles piscineros y el abismo de los pecadores. Sánchez no consigue que lo invistan ni con trampas ni con bandera blanca ni con insultos ni con avisos de cometas destructores. Pero la calle es otra cosa, la gente es otra cosa.

La gente cada vez quiere más a Sánchez, y el derechón abandona su derecha, su fría derecha de sombra ojival, y el liberal abandona su liberalismo que ni él sabe lo que es, y el centrista abandona su aristotelismo pendular, y el comunista abjura de la revolución de los obreros, revolución roja y tonta como de hormigas rojas y tontas, y así van todos hacia Sánchez, o hacia Tezanos. La gente va a buscar a Tezanos, a tirarle de la manga como un niño a un vendedor de globos, la gente va a buscar a sus telefonistas, sus encuestadores, sus elfos que llevan la cuenta de las ilusiones y los dientes de leche, la gente va para decirles que quieren a Sánchez, que quieren votar a Sánchez, que la mano se les va sola a votar a Sánchez, en sueños, como ese humo reptador de los sueños. Una España desvelada de Nochebuena y esperanza peregrina hacia Tezanos, intermediario como un sacristán de cepillo o una hermana de cura. Una España polillera que se reúne alrededor del árbol navideño de la Coca-Cola que es Sánchez, la chispa de la vida, quiere darle la mayoría absoluta para que sea su Felipe González con pana de mármol.

No ha quedado más democracia que Sánchez, entre esa derecha trifálica como un íncubo y los varios radicalismos de la miseria o de la raza"

El CIS no es el sueño de Tezanos ni de Sánchez, sino de España. Qué culpa tendrán ellos de que España desee lo que desea, y le rebose así por los teléfonos del CIS como teléfonos de ducha, como grifos de patio moro, como bañeras del Oeste. Qué culpa tendrán ellos si España, llamando a aldabonazos al castillo kafkiano de las instituciones, de los partidos, está diciéndoles al PP y a Cs que se abstengan, que dejen a Sánchez completar su destino o el pueblo numeroso lo hará él mismo, arrasando con todo, hasta que la rancia derecha y el engolado centro y el zarrapastroso comunismo sean sólo pavesas de cenizas o de nieve. La mayoría absoluta del “partido que más se parece a España” allanando por fin, otra vez, la angustiosa forma de cantera que tiene el Congreso.

Lo mejor es rendirse, no se puede hacer nada contra el destino ni contra una España que se levanta así, a la vez, como de la mesa, como de la barca, a tirar la mesa y a tirar la barca. No ha quedado más democracia que Sánchez, entre esa derecha trifálica como un íncubo y los varios radicalismos de la miseria o de la raza. No ha quedado sino la moderación con voz de cuentacuentos que es Sánchez, y España lo reconoce llamando a la vez como a un programa de Terelu, yendo al CIS ella misma, a rellenar la instancia como a pelear una factura en la Telefónica.

Rivera puede cambiar la cúpula de su partido, su partido entero en realidad, que es todo cúpula o sólo sombrero. Rivera puede insistir en el desastre que es siempre Sánchez haga una cosa o la contraria, pacte o no pacte, bese en la boca a Iglesias o a Rufián o a esos pacifistas de la goma-2 que tiene Bildu, o lo intente besar a él mismo, a Rivera, que eso quedaría hermoso hasta para el Ibex, así como si se besaran dos bellos y armoniosos patinadores de la política. Pero nada, eso sólo le haría daño, porque España le ha dicho a Tezanos que va a hacer con él el próximo UPyD, esos melancólicos de color rosa, como una bailarina acabada. También puede hacer Casado lo propio, reforzarse, prepararse para las elecciones y para la pelea, recuperar a Cayetana Álvarez de Toledo, entre Nefertiti de la inteligencia y guerrera troyana. Nada, el PSOE de España, Sánchez de España, lo va a dejar con una cara como de Hernández Mancha.

Lo mejor es rendirse, investir a Sánchez y descansar ya como el guerrero en su dama o en su cuerno de cerveza"

Mejor se quedan todos como están, Rivera como el Pájaro Loco del social-liberalismo, Casado vivo de milagro entre el centro derecha y Medinaceli, Iglesias del chalé a la ruló, y Sánchez con España como su patio de naranjos particular. Lo quiere España, que se ha dado a Sánchez, que se ha declarado a Sánchez ante Tezanos como todas sus novias por carta.

Lo mejor es rendirse, investir a Sánchez y descansar ya como el guerrero en su dama o en su cuerno de cerveza. Imaginen que algún valiente se atreve a pelear contra Sánchez, ese gigante de la política, ese estratega de los mares del Congreso, ese gobernante filósofo a la manera de Platón, ese Gorrión Supremo de la modestia y la rectitud, ese capitán de la firmeza, ese obseso de la eficacia, ese Apolo mediador, esa Minerva, ese ladrón de corazones. España nunca se lo perdonaría a quien lo intentara, España nunca sobreviviría a la inevitable ruina. Porque aún hay otra ruina —afirman, claman, advierten, amenazan— peor que Sánchez. Crean al CIS o a sus propios ojos.