Vaya limpia ha hecho Pablo Casado en la cúpula directiva de su partido. Salvo García Tejerina, una buena ministra de Agricultura en el gobierno de Mariano Rajoy, pero con un perfil mucho más técnico que político, no queda nadie de la anterior etapa que haya ejercido responsabilidades relevantes. Todos son nuevos en esa foto, lo cual tiene interés pero tiene también no poco riesgos.
La experiencia siempre ha sido un grado hasta ahora y la falta de experiencia ha sido tradicionalmente un grave inconveniente. Ya no. En este momento lo que cotiza al alza es ser nuevo en la gestión de un partido y, en su caso, no haber estado nunca en un gobierno. Con estos mimbres se ha montado el líder del Partido Popular un equipo para afrontar la siguiente legislatura.
A Casado solo le falta inventarse una nueva denominación para su partido y ya podríamos estar hablando de recontrafundación
Se diría que Casado ha pretendido repetir la "experiencia Aznar", cuando refundó el partido que acababa de heredar de Manuel Fraga y puso en los puestos directivos a jóvenes militantes de una formación que había cambiado de nombre apenas unos meses antes pasando de llamarse Alianza Popular a denominarse Partido Popular. A Casado solo le falta inventarse una nueva denominación para su partido y ya podríamos estar hablando de recontrafundación porque de la antigua hornada ya no quedan ni las raspas.
Ha prescindido de la casi totalidad de quienes formaron equipos de gobierno y de partido en los años precedentes. Puede que intente montar un cortafuegos con la historia de corrupciones que ha asolado al PP en los últimos tiempos. Pero no todos los componentes de la cúpula directiva de ese partido estaban relacionados ni directa ni indirectamente con la historia oscura del Partido Popular. Por eso, a los que tenemos ya una edad, nos parece un riesgo innecesario el volver de nuevo a partir de cero despreciando la experiencia parlamentaria y de gestión de quienes tienen algo valioso que ofrecer a quienes llegan prácticamente de nuevas.
Pablo Casado repite la tendencia del resto de los líderes políticos de esta nueva hornada: rodearse exclusivamente de incondicionales
La verdad es que Pablo Casado repite, por otra parte, la tendencia del resto de los líderes políticos de esta nueva hornada: rodearse exclusivamente de incondicionales. Eso mismo hizo Pedro Sánchez con su nueva Ejecutiva, eso ha hecho también este mismo lunes Albert Rivera y exactamente lo mismo llevó a cabo Pablo Iglesias, en este caso en un proceso paulatino que desembocó en lo que ya sabemos, que no hay disidencias en su entorno más inmediato. Y eso tampoco parece un principio recomendable cuando de lo que se trata es de dirigir unos partidos que pretenden ser un reflejo de la sociedad a la que sirven.
Pero éste es el panorama general de la vida política española en estos momentos. Pronto comprobaremos si esta manera de encabezar las distintas formaciones políticas, sin discusión posible, sin controversias reseñables, todos a una con el jefe, resulta útil en el tiempo convulso que nos espera a la vuelta del verano. Yo personalmente lo dudo.
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