Si el presidente del Gobierno y sus asesores pretendían hundir a Unidas Podemos (UP), rechazando la coalición y forzando un adelanto electoral en noviembre, el tiro les ha salido por la culata. Esa es al menos una de las conclusiones de la encuesta que publicamos hoy, según la cual, la coalición de izquierdas no sólo no caería respecto a los resultados que obtuvo el 28 de abril, sino que mejoraría, pudiendo alcanzar hasta 45 escaños (tres más de lo que obtuvo entonces).
Con ese resultado, UP se colocaría como tercer partido de España, superando a Ciudadanos, y demostraría que la estrategia de Pablo Iglesias, que ha consistido en no ceder a las presiones del PSOE y de una parte muy importante de medios de comunicación para que aceptara un acuerdo de legislatura con los socialistas sin entrar en el gobierno, ha sido acertada. Iglesias ha jugado muy bien la baza del victimismo y la dignidad, como demostró en la entrevista del pasado viernes con Antonio García Ferreras en La Sexta.
En un momento dado de esa entrevista, utilizando por cierto una expresión machista según los estándares de UP, Iglesias dijo: "Muchos compañeros nos dicen que nos estamos bajando los pantalones". Se refería a la cantidad de cesiones que ha hecho durante el proceso de negociación con el PSOE y que volvió a relatar con todo detalle. El líder de UP equipara el "bajarse los pantalones" con una humillación, lo que no pasaría el corte de los criterios sobre el machismo que utilizan los colectivos LGTBI. Pero ese es otro asunto.
El caso es que Iglesias ha argumentado con más solidez que los portavoces socialistas sobre quién recae la responsabilidad de un adelanto electoral. Los dirigentes de UP han machacado estos días en la incoherencia de Pedro Sánchez de no aceptar ahora la coalición que ya ofreció el 24 de julio. Iglesias ha logrado taponar la vía de agua que supondría la fuga del voto útil hacia el PSOE y ha conseguido, según el sondeo, salvar los muebles de forma digna ante el empuje de un gobierno que ha actuado con cierta soberbia, como si tuviera mayoría absoluta.
El líder de UP ha conseguido tapar la vía de agua del voto útil, demostrando a sus votantes que él ha cedido mucho más que Pedro Sánchez para conformar un gobierno progresista
Si a esto unimos que el PSOE tan sólo logra una ligera ventaja de entre dos y siete escaños sobre los resultados obtenidos en abril, cabría preguntarse si la repetición electoral habrá servido para algo; al menos, desde la perspectiva de Sánchez.
Si ahora PSOE y UP suman 165 escaños, tras unas hipotéticas elecciones y según el sondeo de DYM, podrían llegar hasta los 175 escaños, casi mayoría absoluta, lo que daría argumentos más que sobrados a Iglesias para defender un gobierno de coalición, ya que, en esa hipótesis, sólo necesitarían el voto del partido de Revilla para alcanzarla.
Insisto, si Sánchez lo que pretende con la repetición de las elecciones es sacar una mayoría holgada, hundir a UP y alejar para siempre la posibilidad de una coalición con los morados y tener sentado a su lado a Iglesias en el Consejo de Ministros, la operación no ha podido salirle peor ¡Imagínense la sonrisa del líder de UP en la noche electoral: "¿Volverás a vetarme, Pedro?!".
Pero, miremos hacia la derecha. El PP logra una estimable remontada desde los 66 escaños hasta incluso los 80. Es un mal resultado, claro, pero suficiente como para consolidar a Pablo Casado y otorgarle sin ninguna duda el título de líder de la oposición. Sin embargo, si se suman los porcentajes y escaños de PP, C's y Vox, incluso atendiendo a la parte alta de la horquilla, la derecha bajaría respecto a los resultados del mes de abril. La clave no está en el descalabro de Vox que muchos vaticinaban, sino en el hundimiento de Ciudadanos, que perdería un mínimo de 17 escaños.
El fracaso de la estrategia de Albert Rivera de confrontación total con Sánchez con el objetivo de convertirse en líder indiscutible del centro derecha abriría, no obstante, otra posibilidad para el próximo gobierno: un acuerdo de gobierno con el PSOE, con el que C's ya no sumaría 180 escaños como ahora, pero que daría una suma próxima a la mayoría absoluta. Esa opción ahora parece casi imposible, si nos atenemos a las últimas declaraciones del líder de Ciudadanos, pero en política se han visto cosas aún más inverosímiles.
Por último, sorprende la solidez de Vox. El partido de Santiago Abascal, tras el batacazo de las municipales del pasado mes de mayo, mantendría casi intacto su apoyo electoral en una elecciones generales, consolidando un grupo parlamentario de peso muy similar al que tiene ahora. El populismo de derechas, según la encuesta de DYM, habría encontrado un sólido aunque minoritario hueco en el fragmentado mapa político español.
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