La clave del éxito o el fracaso del salto a la política nacional del cofundador de Podemos está en los números.

La presentación de su partido Más Madrid sólo en la capital de España en los comicios del 10-N podría suponer una sangría de votos para UP, que no sería dramática en ningún caso. A lo sumo, podría ser humillante para su antiguo jefe de filas que en la misma plaza Iñigo Errejón le ganara en votos, pero poco más.

Pablo Iglesias tenía ya asumido ese daño colateral, pero considera que si UP mantiene sus alianzas y logra rozar los 40 escaños, el peligro de Errejón quedaría encapsulado y él seguirá siendo el líder de la izquierda a la izquierda del PSOE.

Lo que ocurre es que la operación política va mucho más allá: Más Madrid (con el nombre de Más País o el que se decida en las próximas horas) se presentará en 17 provincias que reparten siete escaños o más. Es decir, que la pretensión de Errejón es tener grupo propio en el Congreso superando el 5% del voto a nivel nacional.

El líder de Más Madrid decidió concurrir sólo en capital tras el fracaso de la negociación para la formación de un gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos (UP). Sin embargo, el entorno de Errejón, algunos periodistas, y, muy especialmente el entorno de Moncloa, le han animado en los últimos días a que dé el paso para competir a nivel nacional. "Es ahora o nunca", le azuzan.

Errejón le quitará votos sobre todo a UP, lo que encandila a Sánchez. Pero, en algunas provincias, la división puede beneficiar incluso a los partidos de la derecha

Pero la cuestión, insisto, está en los números. El conjunto de la izquierda (PSOE más Unidas Podemos con todas sus confluencias) obtuvo 11,2 millones de votos en las elecciones generales del 28 de abril. Lo más probable, sobre eso hay consenso entre las empresas demoscópicas, es que la abstención suba y que afecte más a la izquierda que a la derecha.

Estamos pues ante un fenómeno de reparto entre tres candidaturas de un conjunto de votos menor que el 28-A. Por lo tanto, el partido de Errejón tendrá que sacar sus escaños de anteriores votantes de UP o incluso de votantes del PSOE. Es casi imposible, como sostienen en el entorno de Errejón, que sus votos salgan de la abstención haciendo un mínimo daño a PSOE y, fundamentalmente, a UP.

El reparto entre más candidaturas no sólo no mejoraría la suma del bloque de la izquierda (un total de 165 escaños el 28-A), sino que podría reducirla en algunas circunscripciones. Por ejemplo, en la provincia de Sevilla una hipotética disminución de los votos de UP beneficiaría directamente a Vox.

La capacidad de Errejón para atraer a votantes de UP se demostró en las elecciones autonómicas del pasado 26 de mayo en Madrid, donde Más Madrid obtuvo más votos que el partido morado, pero en esa ocasión contaba con la inestimable colaboración de Manuela Carmena, que ahora ha decidido permanecer al margen de esta operación. Además, está por ver si esa capacidad de movilización tiene el mismo efecto en toda España.

Quedan menos de dos meses para el 10-N y en ese tiempo Más Madrid o como quiera llamarse tiene que confeccionar candidaturas en 17 provincias con dirigentes que tengan una cierta capacidad de arrastre. El partido de Errejón, de momento, no tiene sedes, ni estructura y carece de fuentes de financiación. Para compensar esas carencias, intentará atraerse a partidos como Equo o Compromís, que ya le ha dicho que sí, dejando en la estacada a Iglesias.

Por otra parte, como decía un asesor del líder de UP, en Madrid "no es lo mismo enfrentarse a Isa Serra que enfrentarse a Pablo Iglesias".

La pugna promete ser interesante e Iglesias ya apuntó este lunes en Los desayunos de TV-1 el punto débil por el que piensa atacar a su antiguo hombre de confianza: "Es el socio que prefiere Pedro Sánchez".

Si todos hacen números se darán cuenta de que el primer beneficiado de la caída de UP sería el PSOE, y, por extensión, el PP y el bloque de la derecha.