Vimos en la tarde del miércoles el arranque de campaña de Íñigo Errejón, que había levantado quizás demasiadas expectativas.
El líder de Mas Madrid, que ganó su escaño autonómico hace menos de seis meses, ha decidido dar el salto a la política nacional impelido por su entorno, aunque hasta hace sólo unos días desdeñaba en público esa posibilidad.
En la asamblea/mitin de ayer sólo despejó la única incógnita sobre la que, en realidad, nadie tenía dudas: que él será el cabeza de lista del nuevo partido. Después desveló el nombre de la plataforma, Más País. Pero Errejón no tiene mucho tiempo: sólo quedan seis semanas para el 10-N, lo que evidencia cierta improvisación en la operación.
Seguramente, esas decisiones dependen de si algunas de las antiguas confluencias de Unidas Podemos (UP) se suman a su singladura, como ha hecho Compromís. Pero el tiempo vuela y cada minuto que pasa sin definir esos aspectos tan relevantes es un minuto que gana Pablo Iglesias para consolidar su posición como referente indiscutible a la izquierda del PSOE.
El acto quedó, por tanto, deslucido y se redujo a un mitin en el que Errejón dio unas pinceladas de su programa, que, por el momento, no contiene medidas, sino buenas intenciones. Lo más sorprendente fue el tono. Repitió en dos ocasiones: "Hoy lo revolucionario en España es la responsabilidad". Y, durante su elocución, no dejó de insistir en que "lo primero es el país, España, y luego el partido".
Errejón insistió en dos ocasiones en que hoy "lo revolucionario es la responsabilidad". "Somos gente sencilla", afirmó
Errejón también utilizó el término "pragmatismo" y "sensatez" para definir su proyecto. También usó la fórmula "compromiso patriótico con el país"; todos ellos conceptos o ideas que podrían formar parte del argumentario de Pedro Sánchez sin desentonar ni un pelo.
El otro eje de su intervención fue el acuerdo, el pacto para la conformación de un gobierno progresista. No necesitó decir que, desde ya, incluso antes de tenerlos, sus diputados se pondrán del lado del grupo socialista para apoyar un gobierno socialista, casi sin condiciones.
Da la impresión de que Errejón no mira hacia su izquierda, sino hacia el PSOE a la hora de buscar votantes. Con su discurso, podría argumentar Iglesias, los poderosos pueden dormir tranquilos.
Ahora bien, ¿dormirá tranquilo Sánchez? En principio, lo que puede conseguir Errejón es un grupo parlamentario con el que el PSOE pueda conformar ese gobierno "progresista, estable y coherente", del que habló ayer el presidente en funciones desde la Asamblea General de la ONU.
Pero, por otro lado, la aventura de Errejón le puede salir cara al Partido Socialista, toda vez que una parte muy importante de sus votantes, sobre todo si Errejón insiste en ese discurso, van a provenir de las filas socialdemócratas.
El PSOE, que, hasta ahora, parece muy tranquilo con la irrupción de Errejón en la política nacional, debe tener cuidado, porque ahora ya no tiene enfrente a un partido que se sitúa claramente a su izquierda, sino a una formación que compite justamente en su terreno.
Tras lo visto y oído ayer en Madrid, puede que el único que haya dormido a pierna suelta anoche haya sido Iglesias.
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