IAG recibió este jueves un fuerte castigo sobre el parqué. Las acciones del grupo aéreo, matriz de British Airways, Iberia, Vueling, Air Lingus y Level, sufrieron una caída superior al 4%, en lo que supone su mayor tropiezo en dos meses.
El revés tiene poco de sorprendente si se tiene en cuenta que los inversores amanecieron con la noticia de que la compañía prevé registrar en 2019 un beneficio antes de impuestos y extraordinarios de 3.270 millones, 215 millones por debajo de lo que obtuvo el año anterior.
Estas cifras, que se sitúan hasta un 3,75% por debajo de las previstas por el mercado, han sido achacadas, en gran medida a cuestiones de conflictividad laboral, que han afectado al grupo durante el verano. Así, IAG estima en 137 millones de euros el impacto financiero neto de la huelga de pilotos de British Airways este mes de septiembre, que llevó a la cancelación de un total de 2.325 vuelos.
Las caídas del 17% que acumula IAG en 2019, superan con mucho las de competidores como Air France, Ryanair o easyJet
Y también calcula que la amenaza de huelga de los trabajadores del aeropuerto de Heathrow durante el tercer trimestre supuso un impacto negativo de 33 millones de euros.
Desde este punto de vista, el oneroso roto sufrido por la compañía aérea podría entenderse como un problema puntual y pasajero. Pero lo cierto es que los problemas de IAG se enmarcan en un contexto muy complejo para el sector y que amenaza con seguir provocando dificultades a más largo plazo.
No en vano, IAG también cifraba este jueves en 45 millones el deterioro en sus previsiones provocado por las "recientes tendencias en las reservas" de sus aerolíneas de bajo coste, principalmente Vueling y Level.
La industria aérea se enfrenta desde hace tiempo a un escenario de elevada competencia, especialmente en las operaciones de corta distancia, en las que tienen un mayor impacto las aerolíneas de bajo coste, que se ha traducido en una creciente presión en precios, que hace mella en el conjunto del sector.
"No es un buen momento para las aerolíneas, por un entorno de desaceleración económica a nivel global y por el alza del precio del petróleo. Además, es un momento de reducida visibilidad y guerra de precios", confirmaba este jueves Pilar Aranda, analista de Bankinter.
En este escenario, la caída de Thomas Cook, ha sido expuesta en algunos foros como una oportunidad para el sector, que podría experimentar un alivio de esa feroz competencia. Pero como advierten en Credit Suisse, la desaparición de un competidor que tan sólo representaba un 0,4% del mercado europeo de corto alcance, aunque útil, no supone un cambio de escenario para las aerolíneas europeas.
Con todo las pérdidas bursátiles del grupo hipano-británico no son la tónica reinante en el sector en 2019. Competidores como Air France-KLM, Ryanair o easyJet muestran hasta la fecha rendimientos bastante más favorable. Y eso que, como observa Ismael de la Cruz, analista de Investing.com, "IAG es de las aerolíneas más protegidas frente a una fuerte subida del precio del crudo", una de las amenazas que ha tenido en vilo al sector en las últimas semanas.
La amenaza de un Brexit desordenado pende como una espada de Damocles sobre un grupo que podría verse sin licencia para operar en Europa
Podría aducirse, no sin razón, que la mayor parte de estos competidores han protagonizado desempeños bastante peores que el de IAG en los años precedentes. Pero lo que no puede obviarse es que si la matriz de Iberia se ha dejado más de un 37% de su valor en los últimos 15 meses, es porque el mercado mantiene en torno a ella unos recelos que no terminan de disiparse.
Y es que, más allá de las dificultades que atraviesa el sector, sobre IAG pende una espada de Damocles por la amenaza de un Brexit caótico, que, en el peor de los casos, podría dejarle sin licencia para operar en territorio europeo y, en cualquier caso, amenaza con provocar una crisis económica que tendría un impacto muy severo sobre sus operaciones.
"Nos acercamos al 31 de octubre y cada vez hay más incertidumbre acerca de qué tipo de Brexit nos encontraremos, este es el elemento desestabilizador para IAG, porque la compañía está en parte cubierta ante un rally del precio del petróleo. Para un inversor conservador aun no es momento de fijarse en IAG", apunta De la Cruz, corroborando que para IAG las turbulencias aún pueden ir para largo.
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