Este martes saltó la noticia del preacuerdo del PSOE y Unidas Podemos para un Gobierno de coalición. Dentro de los 10 ejes prioritarios que aparecen en el documento presentado por ambos partidos está el de consolidar el crecimiento y la creación de empleo, así como el impulso digital para fortalecer a las pymes y autónomos.
Todo eso está muy bien, pero faltaría un punto fundamentaldesde mi humilde opinión, que es, sin duda, promover cuanto antes el derecho a la educación digital, que será la mejor medida para lograr que nuestros niños y jóvenes estén preparados para su futuro (que ya es presente).
El punto dos del preacuerdo habla de trabajar por la regeneración, proteger los servicios públicos, especialmente el de la educación. Perfecto, ¡háganlo! Pero que sea una educación acorde a los tiempos que les va a tocar vivir a nuestros hijos.
El artículo 83 de la Ley Orgánica de Protección de Datos de Carácter Personal y Garantía de los Derechos Digitales (LOPDGDD) aprobada el 5 diciembre de 2018, ya establece cuales son las obligaciones de las Administraciones Públicas respecto a este derecho: “El sistema educativo garantizará la plena inserción del alumnado en la sociedad digital y el aprendizaje de un uso de los medios digitales que sea seguro y respetuoso con la dignidad humana, los valores constitucionales, los derechos fundamentales y, particularmente con el respeto y la garantía de la intimidad personal y familiar y la protección de datos personales.”
En todos los foros hay una idea que se repite constantemente: es urgente una mayor concienciación y formación de la sociedad
Así, los mismos partidos que en su día decidieron sacar adelante una ley de protección de datos, con un sorprendente Título X sobre derechos digitales, sin que se hubiese tenido en cuenta la opinión de la mayoría de los especialistas en este campo, deberían defender ahora esa decisión, impulsando desde ya este derecho. Da igual si es una regulación meramente declarativa. Ya que tuvieron tanta prisa en publicarla, independientemente del color de su partido y del Gobierno que resulte (sea este preacuerdo el que prospere, o sea el que sea), no pueden seguir mirando a otro lado.
En todos los foros en los que expertos en tecnología y derechos digitales debaten las cuestiones sobre el futuro de internet y los riesgos de la revolución tecnológica hay una idea que se repite constantemente:es urgente una mayor concienciación y formación de la sociedad.
El nuevo panorama al que nos enfrentamos supone un cambio de paradigma a todos los niveles ya que estamos hablando de una transformación desde la identidad del propio ciudadano, que se forma, relaciona e informa o desinforma digitalmente y del sistema laboral, que ha dado lugar a una gran precariedad con los nuevos empleos relacionados con el mal llamado trabajo colaborativo, y a una cada vez mayor brecha social, que se acentuará conforme los robots vayan sustituyendo a los trabajadores.
Es urgente que las instituciones públicas se arremanguen de una vez e impulsen políticas educativas, tal y como todos los partidos se comprometieron a hacer en la citada ley. Sin embargo, hay una sensación de dejadez absoluta en este terreno y me aventuro a creer que es por el propio desconocimiento o el miedo a enfrentarse a algo que se les queda grande. ¿Cómo impulsar la educación digital, si no sabemos ni qué es eso? Bueno, pues es hora de sentarse a pensar y ver de qué manera ha de hacerse.
Formemos bien su personalidad para que sean realmente libres y puedan luego utilizar la tecnología correctamente y sin riesgos para ellos o sus amigos
Por otro lado, no puedo olvidar el artículo 84 de la LOPDGDD, que trata de la protección de los menores en Internet. Su apartado 1 establece: “Los padres, madres, tutores, curadores o representantes legales procurarán que los menores de edad hagan un uso equilibrado y responsable de los dispositivos digitales y de los servicios de la sociedad de la información a fin de garantizar el adecuado desarrollo de su personalidad y preservar su dignidad y sus derechos fundamentales.” Como mera declaración está bien, pero hay un problema de base, y es que esos padres, madres, etc., en la mayoría de los casos tampoco conocen cómo han de utilizar los dispositivos digitales de una manera responsable, porque les falta la formación mínima. A ellos, a nosotros, la revolución digital nos ha sobrevenido sin que en la mayoría de los casos hayamos sido capaces de interiorizar lo que significa. ¿Deben las instituciones públicas dejarles solos ante esa responsabilidad? Creo que no deberían, por el bien de todos.
He sido testigo estos días de cómo varias personas que ostentan cargos públicos relacionados con la educación y la juventud echaban balones fuera y sacaban pecho anunciando que iban a lanzar una campaña para prohibir los móviles en las escuelas. ¿Es eso de verdad lo que hay que hacer? No podemos permitir que crean que con estas medidas se está logrando algo realmente positivo si no va acompañado de una campaña de formación para padres, profesores y alumnos donde el pilar fundamental sea trabajar el pensamiento crítico de nuestros niños.
Formemos bien su personalidad para que sean realmente libres y puedan luego utilizar la tecnología correctamente y sin riesgos para ellos o sus amigos. La educación digital va mucho más allá que las capacidades puramente digitales, que también son imprescindibles, de eso no cabe duda.
Hay, como vemos, muchas áreas que trabajar para impulsar el derecho a la educación digital, que no es otra cosa que la base de una sociedad que pueda valerse por sí sola.
A los políticos: pónganse a trabajar, por favor.
Maite Sanz de Galdeano (@maitesdg) es abogada especializada en Derecho Digital y Delegada de Protección de Datos.
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