Por dios, qué papelón el que se ha visto obligado a representar el ministro de Fomento en esa comparecencia inaudita en la que ha intentado comparar este fraude de los ERE de Andalucía con el caso Gürtel, que afecta al PP y por una de cuyas sentencias el hoy presidente en funciones se sintió legitimado para plantear una moción de censura porque España no podía "seguir soportando dirigentes sumidos en la corrupción". Y ahora viene Ábalos y nos dice con toda la cara que el gigantesco fraude de los ERE, "no es un caso del PSOE".
Vaya si lo es, y lo es además en una dimensión infinita, inimaginable e inabarcable porque el robo a las personas necesitadas verdaderamente de ayuda ha durado toda una década y ha sido mantenido continuadamente por todos los dirigentes socialistas que iban ocupando sucesivamente los cargos de responsabilidad -responsabilidad en el sentido canónico del término- que estaban en contacto directo o indirecto con el mecanismo de la mayor estafa jamás perpetrada en España en los últimos 40 años. Lo de Filesa, que fue el primer gran fraude del PSOE en los años 80 y dejó al país en estado de shock, es una auténtica nadería comparado con lo que los tribunales han declarado probado hoy.
Se trata de la mayor estafa jamás perpetrada en España en los últimos 40 años. Lo de Filesa es una auténtica nadería en comparación con los ERE
Intentan decir los que aún se atreven a amortiguar el asunto, que el dinero robado a las arcas públicas -es decir, a los ciudadanos andaluces- no era para beneficio personal. Además de que eso puede ser verdad -y lo es- en el caso de Griñán y de Chaves, es mentira en otros muchísimos casos, como el del ex sindicalista Juan Lanzas -que está imputado en otra de las casi 200 piezas de que consta este caso- cuya madre confesaba ingenua que su hijo tenía dinero "pa asar una vaca" y al que le encontraron en un colchón 86.000 euros, una propinilla. O como el sinvergüenza de Javier Guerrero, antiguo director general de Trabajo, cuyo chófer explicó con todo detalle cómo se repartían los billetes en un pub de Sevilla y cómo esos billetes servían entre otras cosas para pagar las dosis de cocaína que cada uno quisiera y los servicios de las prostitutas que él y sus próximos tuvieran a bien consumir.
Éste es un escándalo de un calibre inmenso y no pueden los actuales dirigentes del PSOE, ni tampoco sus nuevas parejas de baile, decir que la cosa no va con ellos y que lo que hay que hacer ahora es "pasar página"porque eso es lo que conviene al país, como ha dicho el líder de IU Alberto Garzón . Porque actuando de ese modo dejan al descubierto una profundamente inmoral doble, o triple, o cuádruple vara de medir. Y porque sus posturas de hace tan solo año y medio les dejan en una posición escandalosamente desnuda.
Todo fraude, todo robo a las arcas públicas, toda apropiación del dinero pagado por los contribuyentes para ser destinado a cubrir las necesidades de la comunidad, sea educación, sanidad, carreteras, atención a los mayores o a cualquier capítulo de las cuentas del Estado es moralmente inaceptable y en muchos casos, como éste, un delito. Por lo tanto, sobra el intento de buscar una rendija por la cual eludir la responsabilidad delictiva en cada caso.
Pero es que lo sentenciado ahora por la Audiencia Provincial de Sevilla es de tal dimensión y de tal duración en el tiempo que lo único que exige es la asunción de responsabilidades no sólo por parte de los condenados -que de eso ya se encarga la administración de Justicia- sino por parte también de quienes sucedieron a los dirigentes de su partido que, por cierto, cuando les conviene blanden con orgullo la historia centenaria del PSOE. Bien, pues en esa historia debe estar también necesariamente el mayor robo de dinero público de que se tiene noticia en España.
Sánchez debe asumir la parte que le toca. Y le toca mucha porque estamos hablando de dos presidentes del PSOE y de dos presidentes de la Junta
Pedro Sánchez tiene la obligación de salir a dar explicaciones, no sólo de lo sentenciado hoy sino de lo sostenido por él a propósito del PP durante el tiempo en que ha estado al frente de su partido. Le es exigible que dé la cara. Y que asuma la parte que le toca. Y le toca mucha porque estamos hablando de dos presidentes del PSOE y presidentes también de la Junta de Andalucía, que es el mayor depósito de votos de los socialistas desde el comienzo de la democracia y del que se ha nutrido también él.
Porque lo que se ha hecho en Andalucía ha sido saltarse la ley durante 10 largos años entre otras cosas para comprar voluntades políticas. Para comprar votos. Ha sido, como dijo en su día la juez Alaya y admite en ese mismo sentido la sentencia,"un negocio político". Y ése, además de un robo económico, constituye un fraude político intolerable, una estafa moral que ha durado mucho tiempo, demasiado, y de la que ya nadie podrá resarcir a los ciudadanos de ninguna de las maneras.
No es posible, y desde luego, no sería admisible, que la sentencia sobre el fraude de los ERE de Andalucía no esté presente y no tenga un peso en las negociaciones que se están desarrollando ahora mismo con los líderes de Unidas Podemos y con los independentistas de ERC. Porque si pretenden echarse a la espalda las condenas -que no son sino la constatación de los atropellos cometidos- y continuar como si aquí no hubiera pasado nada, tendríamos que concluir que estamos ante una auténtica partida de bandoleros.
Sánchez tiene que salir y asumir lo sucedido. No es de recibo que decida mandar a Ábalos a hacer el patético papel que se ha visto obligado a hacer y que resulta incluso ofensivo para quienes le hemos escuchado, que hemos sido muchos.
Si este país se rigiera por unas mínimas normas de decencia pública, las negociaciones para formar gobierno se habrían complicado considerablemente
Si este país se rigiera por unas mínimas normas de decencia pública, las negociaciones para formar gobierno y para que Sánchez saliera victorioso en la sesión de investidura se habrían complicado considerablemente a partir de hoy. En lugar de decir la tontería ésa de que esto pasa por culpa del bipartidismo, Pablo Iglesias tiene ahora la oportunidad -ya que su partido es joven, ha estado alejado del poder y no carga con este tipo de sucias adherencias- de poner distancias respecto del PSOE y de hacerle doblar la cabeza en busca de perdón. Por lo que se refiere a ERC, tiene un argumento más de los muchos que maneja para ponerle el listón tan alto a Pedro Sánchez que le sea imposible saltarlo. Lo cual sería, en mi opinión, un motivo de alivio para muchos españoles.
Y Pablo Casado debería aprovechar la oportunidad para bajarle definitivamente los humos a un candidato que camina desde hoy cargado con una mochila llena de piedras. En el PP están esperando con la escopeta cargada porque tienen a un presidente del gobierno, Mariano Rajoy, expulsado de su cargo porque su partido se benefició de la trama Gürtel y se lucró del entramado empresarial de Francisco Correa en un caso de fraude en dos ayuntamientos de Madrid por un montante total de 245.000 euros.
A ver cómo justifica ahora Pedro Sánchez con argumentos morales su moción de censura.
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