No será lo mismo que en la presentación de su pacto con Pablo Iglesias, con esos besos con las patillas y esos abrazos enredando los sables, como la pedida de mano de dos cosacos. Ya sin pasión, ya sólo con protocolo y pereza, ofreciendo la mano blanda de las infantas o los párrocos, entrenadas para dar un tacto de paloma gordezuela y calenturienta de su fe, Sánchez recibe a Casado y luego a Arrimadas. La gente dice que eso no sirve para nada, pero yo creo que poner la mano floja e ir haciendo fila de fieles o infieles ante ella le sirve a Sánchez igual que al cura, a la infanta o a esos santos de besamanos, ya con escorrentía, a los que el sacristán les limpia con un pañuelito de tísico la saliva de enfermedad y puchero de la última señora. Es decir, le servirá para hacer de farol de poder (en su sentido de fanal y de bluff), para ir construyendo mitología y para ir templando la mano al beso y el beso a la mano, o sea templando el poder a su dueño.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 El Gobierno vasco recuerda a quienes critican el Cupo que "a nosotros nadie nos va a condonar nada"
- 2 Estos son los posibles sucesores del Papa Francisco
- 3 El Congreso inicia los trámites para dar la nacionalidad a saharauis
- 4 Prisa descarta la licencia de televisión
- 5 La larga lista de falsos infiltrados que ETA asesinó
- 6 Las falacias de Montero sobre la 'quita' de la deuda
- 7 ¿Dónde radica la soberanía de España? ¿En El Salvador?
- 8 Calleja se convierte, en diez minutos, en el primer turista espacial español
- 9 Sleepmaxxing: los expertos advierten del peligro de sus medidas