En la misma semana José Luis Martínez Almeida ha estado peleando por traer a Madrid el Hermitage y por no dejar escapar el festival MadCool. También por desalojar el Patio Maravillas. Su oportunidad y su problema vienen de lo mismo: la falta de ubicación o la intención de cambiar el proyecto de lugar.
El MadCool no encuentra sitio en la capital para tanto escenario, en 2021 ya no puede contar con la explanada de Valdebebas que ha estado usando en sus últimas ediciones porque Ifema comenzará allí las obras de su expansión. Por otro lado, el Hermitage 'pelea' con Barcelona para que le den un hueco en el puerto, mientras que el consistorio le pide una reubicación.
A Almedia no le ha sentado bien pensar que se podían llevar su festival a otra ciudad. "Tiene una subvención de un millón de euros", les recuerda, sabiendo que esa cantidad no la van a recibir en el sector cultural más que ellos. Se enfada, se mosquea, no quiere que nadie puje por el MadCool pero a los dos días sus ideas son otras al hablar de la sede del museo ruso.
El alcalde, sabiendo que el Hermitage está negociando con Colau, les ofrece Madrid. Se reúne con el embajador ruso en España, le habla de todas las ventajas de traerlo aquí, porque su ciudad es mejor, porque no va a haber problemas de ubicación.
Quiere ser el nuevo Gallardón, quizá menos ambicioso, menos arrogante. Un pequeño faraón
"Ayer nos reunimos para tratar todas las cuestiones relativas al Hermitage y para mostrarle mi interés y el del Ayuntamiento de Madrid. Le plantee incluso que ya teníamos estudiados preventivamente diversos emplazamientos en función de lo que pudiera ser el interés de los promotores del museo", aseguró, antes de decir que no tenía, con esto, ninguna intención de hacerle un feo al ayuntamiento de Barcelona.
Almeida no va a dejar pasar ninguna oportunidad de gran tamaño. Piensa en grande, en enorme, quiere que en su mandato se construyan pirámides, no quiere ser el que perdió el festival más grande de Madrid, quiere ser recordado por el que llevó al río el gran museo ruso. Quiere ser el nuevo Gallardón, quizá menos ambicioso, menos arrogante. Un pequeño faraón. Pero se olvida de que más que cultura turística, Madrid necesita que se acuerden de la cultura en los barrios.
Hace poco aseguró que el Patio Maravillas, este solar que ha llevado a Malasaña cines de verano, música en directo, que ha reunido a sus vecinos en torno a la cultura, debe desalojarse.
Quiere construir un centro de salud y aunque los vecinos le han pedido que busque otro solar, él lleva un mes sin encontrar sitio. A Almeida le sobran los metros para un festival, también para el Hermitage, pero le faltan unos palmos de suelo para el Solar Polivalente Maravillas.
En la misma semana José Luis Martínez Almeida ha estado peleando por traer a Madrid el Hermitage y por no dejar escapar el festival MadCool. También por desalojar el Patio Maravillas. Su oportunidad y su problema vienen de lo mismo: la falta de ubicación o la intención de cambiar el proyecto de lugar.
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