En la antigua Roma, cuando los generales romanos llegaban victoriosos de una campaña y la gloria les permitía tocar el cielo de las calles de la capital del imperio, eran siempre acompañados por un siervo que les repetía constantemente “recuerda que morirás” o “memento mori”.
Aunque algunos autores indican que la frase era “¡Mira detrás de ti! Recuerda que eres un hombre y no un Dios”, el objetivo era el mismo, evitar que la soberbia, el ego y falsa atmósfera que generan el poder y la gloria le impidieran escuchar, le nublaran el juicio y le hicieran perder la valía gracias a la cual llegaron a esa posición.
Que acertado que te recuerden la verdad de quién eres y cuál es el mundo real y que además te obliguen a mirar de vez en cuando a los que van detrás de ti, gracias a los cuales tú vas delante. Por este motivo y dado que no paramos de inventarnos puestos, yo quiero contribuir y sugiero que todo mandatario que se precie contrate un Awareness Director con el objetivo de no perder el contacto con el mundo real, tener presente que todos morimos, que la gloria pasa y los proyectos y las empresas también.
Deben saber que cuando te vuelves un engreído y dejas de escuchar otras opiniones – si es que existen, tema del que me reservo para hablar otro día – dejas de evolucionar y crecer e incluso de gobernarte a ti mismo y entonces ya no puedes gobernar a nadie y se pasa de dirigir a dejarse llevar.
De dejarse llevar a arruinar y dar al traste con un proyecto, no importa el tamaño ni la relevancia del mismo hay sólo dos pasos, pero a estas alturas ya se ha conseguido lo que se buscaba: gloria, status y riqueza que, por otra parte, son difíciles de arrebatar. No es habitual que un gran ejecutivo o mandatario público que sea responsable de una gestión nefasta termine pagando las consecuencias, como mucho acaba con sus huesos en las filas del paro pero siempre con su botín intacto: años de un buen sueldo, una buena indemnización y muy probablemente prestigio, amigos y favores por cobrar.
El problema aparece cuando en su caída arrastran a muchos otros con ellos y éstos últimos – una multitud mucho más vulnerable - si suelen pagar de verdad por los errores. Y esto ocurre porque en demasiadas ocasiones tenemos personas tomando decisiones importantes sin sufrir las consecuencias, lo que los anglosajones llaman skin in the game, que tanto le gusta a Warren Buffet y que el economista de origen libanés Nassim Nicholas Taleb describe muy bien en su libro “Jugarse la piel”.
Creo que debemos aportar nuestro granito de arena y recordar a nuestros líderes que son mortales. Que deben tener siempre en cuenta que, si se les sube a la cabeza y se olvidan de sus amigos o compañeros de viaje, estarán muy solos en la caída – pues siempre se cae, o al menos cuento con ello -.
Por si esto no funciona, mi recomendación es que permanezcamos despiertos. Hay que estar muy atentos a las señales y sólo ir a contiendas en las que el que lanza el grito de guerra sale corriendo el primero y permanece delante, en primera línea de batalla. Si ellos no van a jugársela ni se te ocurra hacerlo a ti, de verdad que es la prueba del algodón.
Como dije antes,ellos siempre salen bien parados – momentáneamente – y suelen conseguir un aterrizaje suave y bastante cómodo, adivinen: les nombran consejeros.
En la antigua Roma, cuando los generales romanos llegaban victoriosos de una campaña y la gloria les permitía tocar el cielo de las calles de la capital del imperio, eran siempre acompañados por un siervo que les repetía constantemente “recuerda que morirás” o “memento mori”.
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