Esperpéntico. Corrían las 19.00 horas de este lunes cuando un avión quemaba combustible en el cielo de Madrid para poder aterrizar. Lo hacía después de sufrir un incidente durante el despegue que dañó su estructura, lo que le obligó a reducir peso antes de tomar tierra. Cosas de la seguridad aérea. Poco antes de efectuar la maniobra de aproximación al aeropuerto, Jorge Javier Vázquez se encontraba sentado, de medio lado, sobre una de las mesas del plató de Sálvame, con el teléfono móvil de la mano y la vista puesta en sus contertulios.
Allí estaban, entre otros, Lydia Lozano, Belén Esteban, Alonso Caparrós y Rafa Mora, especialistas en los Pantoja, los Ubrique y Gran Hermano que, en esta ocasión, disertaban sobre seguridad aérea y experiencias personales y de allegados sobre aviones. El bar abre la mayoría de los días del año y hay veces que toca hablar de asuntos importantes. Si se sabe de qué van, perfecto. Si no se tiene ni pajolera idea, pues, no nos vamos a engañar, tampoco pasa nada.
Era ya de noche en Madrid, el avión volaba a pocos cientos de metros de altitud, los españoles miraban la televisión con inquietud y Mora, más conocido por ejercer de reclamo en esa feria de silicona, anabolizantes y hormonas descontroladas llamada MYHYV, explicaba que su hermana vivió en Londres; y que a su madre se le encogía el corazón cuando aterrizaba en Valencia con retraso. Por tanto –deducía-, las familias de los pasajeros del vuelo de Air Canadá debían haber pasado una de las peores tardes de su vida.
Sin duda, estuvo muy fino y empático.
Mientras tanto, Belén Esteban ofrecía todo tipo de detalles sobre el aterrizaje de emergencia, con una seguridad que, en este caso, sólo podrían exhibir un controlador aéreo o uno de esos todólogos de cena familiar.
El circo televisivo
No comparto las críticas descarnadas hacia este tipo de programas, especialmente las que proceden de quienes recurren al fango para mantener a flote su negocio audiovisual, pero ofrecen lecciones de protocolo a quien quiera escucharlas.
A fin de cuentas, Sálvame no deja de ser un serial retransmitido en directo que articula las conversaciones de esa España que no se propone ‘influir’ en determinados círculos ni pretende hacer gala de erudición, sino simplemente entretenerse cuando enciende el televisor.
Tampoco creo que el efecto sobre ‘los jóvenes’ de los programas de Mediaset sea el que describió ese artículo del The Washington Post que culpaba a su telebasura del incremento del populismo en Italia. Ahora bien, quizá el espectador, en casos como el de esta tarde, merecería alguna opinión algo más facultada sobre el incidente aéreo. Algo más que la de un tronista y una tertuliana del corazón con fama de deslenguados. La televisión comercial se sostiene gracias a licencias administrativas y quizá eso debería despertar cierto sentido de la responsabilidad en sus adjudicatarios, que están para ganar dinero, como todas las empresas, pero que necesitan de un 'bien público', como el espectro radioeléctrico, para sobrevivir.
Sospecho que el presentador del programa tampoco tenía mucho interés en el tema en cuestión, dado que, pocos segundos después de que aterrizara la aeronave, tras el aplauso de rigor del público, Jorge Javier Vázquez ha afirmado: “Pues ya está, pues ahora vamos a hablar de ‘Bigote’”. De ‘Bigote’ Arrocet, se entiende, el exnovio de María Teresa Campos, que un día fue la reina de las mañanas y hoy en día es protagonista de uno de los culebrones del corazón. Así está el tema.
Por cierto, no deja de ser significativo el hecho de que una de las mejores fuentes de información de esta jornada de lunes haya sido Carlos Castañeda, uno de los pasajeros del avión, quien ha publicado en su cuenta de Twitter varias imágenes del avión mientras hacía surcos en el cielo de Madrid, a la espera de poder aterrizar.
Los tiempos cambian, cualquier persona puede ofrecer datos desde su dispositivo móvil y cada vez es más evidente que el periodismo no tiene el monopolio de la información. Tampoco lo tienen las televisiones en el mercado audiovisual. Ocasiones como la de este lunes podrían servir para reivindicar su papel ante este avance tecnológico. Si las desaprovechan, pueden pagarlo muy caro. Un acontecimiento de este tipo quizá hubiera merecido un despliegue un poco mayor y una mayor seriedad en el directo. Por cierto, que el nivel de algunos de los contertulios habituales de las mesas de debate vespertinas de las otras cadenas, las 'serias', tampoco ha sido para tirar cohetes este lunes. Para qué nos vamos a engañar.
Esperpéntico. Corrían las 19.00 horas de este lunes cuando un avión quemaba combustible en el cielo de Madrid para poder aterrizar. Lo hacía después de sufrir un incidente durante el despegue que dañó su estructura, lo que le obligó a reducir peso antes de tomar tierra. Cosas de la seguridad aérea. Poco antes de efectuar la maniobra de aproximación al aeropuerto, Jorge Javier Vázquez se encontraba sentado, de medio lado, sobre una de las mesas del plató de Sálvame, con el teléfono móvil de la mano y la vista puesta en sus contertulios.
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