La Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre de 2020 apenas recoge los efectos de la erupción del coronavirus en la economía. De las 13 semanas que incluye la muestra, el decreto del estado de alarma sólo operó a partir de las dos últimas. Como la metodología del sondeo implica que se contabilizan medias semanales, el efecto de esos últimos quince días en el sondeo es todavía menor.
Además, en los datos no se recoge el impacto de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), porque no se consideran parados a las personas que estén sin actividad durante menos de tres meses.
El propio Gobierno ha estimado que hay unos cuatro millones de trabajadores afectados por ese tipo de expedientes.
Hay, además, en esta EPA un problema con la muestra y es que, durante esos últimos quince días del mes de marzo, no se pudieron hacer entrevistas presenciales, sino sólo por teléfono e internet y que, por falta de alguno de esos datos, el volumen total de consultados ha sido menor.
Los datos del primer trimestre nos muestran que el empleo ya estaba cayendo antes de la llegada del coronavirus
Aún con todo, la caída de la ocupación en este primer trimestre es de 285.000 empleos, que es el peor dato para ese periodo desde 2013. Por tanto, como el efecto del coronavirus es mínimo, como reconoce el propio Instituto Nacional de Estadística (INE), tenemos que situar esa cifra en una clara desaceleración de la economía que ya se venía produciendo desde la segunda mitad de 2019.
Probablemente, sin coronavirus, la ocupación hubiera caído en volumen muy parecido. Lo cual es una pésima noticia, ya que significa que el batacazo del coronavirus, que se podrá valorar en toda su extensión en la EPA del segundo trimestre de este año, se produce en una situación que ya era de ralentización del crecimiento.
Esos factores explican la aparente contradicción entre estos datos y los del paro registrado (Ministerio de Trabajo) correspondientes al mes de marzo, que reflejaron una caída del empleo de 834.000 personas.
Como diría el portavoz del gobierno, Miguel Ángel Oliver, la fotografía del empleo que da la EPA está un tanto desenfocada. Pero no porque haya manipulación estadística, cosa que no hace el INE, sino porque la imagen que refleja es la que había en el mercado de trabajo justo poco antes de la irrupción de la pandemia.
Espero que no haya nadie del Gobierno que saque pecho con esta encuesta, porque, incluso a pesar de ser una muestra pre-COVIT 19, lo que nos revela es que la economía española estaba ya destruyendo empleo.
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