Nadie pueda dudar a estas alturas que la pandemia del Covid-19 va a tener una dimensión sanitaria y socio-económica sin precedentes. Pero, además, la trascendencia va a ser también política. Hace semanas que lo advertimos desde Ciudadanos, quienes, por cierto, fuimos los primeros en llevar el asunto al Congreso en enero, en forma de pregunta parlamentaria: de cómo actuemos los representantes públicos durante esta crisis dependerá el futuro próximo y a medio plazo de millones de españoles, tendrán derecho a juzgarnos por ello y no podemos más que estar a la altura. Seguramente no hay mayor honor que tener la oportunidad de representar a los españoles en una situación crítica.
Desde Ciudadanos hemos optado, desde el primer momento, por emular el sentido de la responsabilidad y la unión de la sociedad española y llevarlo al parlamento: hemos tendido la mano a un Gobierno del que todo el mundo conoce nuestra opinión, así como los esfuerzos que vertimos intentado evitar que se gestara.
Sin embargo, vale la pena recordar que, mientras algunos nos hemos dispuesto a servir a los españoles, el Ejecutivo ha dado muestras sobradas de no estar a la altura: no sólo no ha solventado la crisis del COVID-19, llegando tarde a la respuesta sanitaria, sino que día tras día ha ido creando un nuevo problema con incontables improvisaciones y rectificaciones. Todas ellas son, sin duda, fruto de una gestión unilateral sin precedentes-que adolece de la más mínima interlocución con otras fuerzas políticas.
El Ejecutivo sigue teniendo 155 escaños y 15 días de una prórroga necesaria, ni uno más
Marta Martín, diputada de Cs
Si el sentido de la responsabilidad por parte de Pedro Sánchez en esta crisis ha brillado por su ausencia, desde la oposición teníamos la opción de, o bien dejarnos llevar por la comodidad de los errores ajenos viendo cómo se llevan por delante un horizonte de certidumbre para millones de españoles, o intentar corregirlos, no para salvar a ningún gobierno, sino para salvar vidas y empleos. Eso es lo que se votó el miércoles en el Congreso y el Ejecutivo sigue teniendo 155 escaños, ni uno más, ni uno menos, y 15 días de una prórroga necesaria, ni uno más. Una oportunidad que seguramente no merecía el Gobierno, pero que sí merecen los ciudadanos que iban a quedar desprotegidos sanitaria, económica y socialmente tras la amenaza de Sánchez.
No sé si los partidos que votaron en contra de la prórroga del Estado de Alarma y por tanto de levantar el confinamiento al 100% y volver al 13 de marzo creen a Sánchez y a Iglesias incapaces de llevar a cabo su amenaza y desproteger a los ciudadanos.
Sánchez no tiene un plan alternativo al margen de mantener el mando único a través de sucesivas prórrogas del estado de alarma
En Ciudadanos sí nos lo creemos: no hay más que ver cómo el presidente del Gobierno se jactaba de que no había plan B mientras pedía adhesiones exigiendo una responsabilidad que él no practica, pues nos enteramos de sus planes por rueda de prensa y tras más de 18 días sin interlocución, en los que se perdieron 7.000 vidas. Pedro Sánchez no tiene un plan alternativo al margen de mantener el mando único a través de sucesivas prórrogas del estado de alarma hasta que culmine el proceso de desescalada. Ahora, gracias a Ciudadanos, va a tener que trabajar en ello. Tiene quince días para hacer los deberes y no podrá volver al Congreso dando por hechos sus apoyos.
El Gobierno no quería un Plan B, ahora tiene la obligación de trazarlo de manera coordinada con la oposición, gobiernos autonómicos y agentes sociales, así como la de desvincular las ayudas económicas y sociales a millones de pymes, autónomos, familias y trabajadores. El apoyo al mando único nunca fue para que el gobierno asuma poderes absolutos para recortarnos libertades ni para que parasite vergonzosamente las instituciones. Por eso es tan valiosa la intervención de Inés Arrimadas recordándole a Sánchez la vergüenza de utilizar los decretos para blindar a Iglesias en el CNI o sortear cauces democráticos: Ciudadanos no va a renunciar a hacer una firme oposición ni a denunciar los abusos, pero sobre todo, no va a renunciar nunca a ser un partido útil a los españoles.
Creo que sin duda el futuro de la política debe pasar por ejercer la responsabilidad con mayúsculas y que, los españoles, a raíz de lo que estamos viviendo con esta pandemia no sólo de salud pública sino de salud democrática, debemos ser intolerantes con la forma de hacer política de trincheras. Nos ha costado mucho llegar hasta aquí y tenemos que exigir a los políticos algunos valores: capacidad, honestidad, disposición a la escucha y espíritu de servicio.
Las crisis deben convertirse en oportunidad. Votar frentismo y no eficiencia trae consecuencias nefastas, como estamos viendo. Espero que, con el tiempo, y mucho esfuerzo, la lección que nos ha enseñado COVID-19 pueda mejorar nuestra salud democrática. Para eso, quienes ahora mismo ostentan el poder, también, tienen que creerlo y que quererlo.
Marta Martín, diputada de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados
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