El presupuesto de 2020 será la prueba de fuego para el Gobierno de coalición. La posibilidad de hacer unas cuentas públicas expansivas se fue al garete con el estallido del Covid-2019. No hay margen para alegrías. Bruselas será permisiva con el déficit, pero no con el despilfarro.
Pedro Sánchez tendrá que hacer ajustes, le guste o no a Pablo Iglesias. Y también subir impuestos. Pero en serio.
Recordemos que en el pacto PSOE/Podemos, firmado en diciembre de 2019, ya se contemplaba una subida de dos puntos en el IRPF para rentas de más de 130.000 euros y de cuatro puntos a las de más de 300.000 euros. No era el reclamado "impuesto a los ricos" de Iglesias, pero sí un pellizco a las "rentas altas". Esa subida, según los técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), supondría una recaudación de 524 millones de euros. Una nimiedad, pero que daba al partido morado una pírrica victoria política con ese castigo a los que más tienen.
¡Imagínense esa gota de agua en el inmenso océano de un déficit que, según estima la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), estará este año entre el 10,9% y el 13,8% del PIB!
Pero Iglesias no da su brazo a torcer. La economía se hunde: ¿qué mejor momento para resucitar el "impuesto a los ricos"? Así que, para enfado de las ministras Montero y Calviño, Podemos se ha sacado de la manga una fórmula mágica para recaudar 11.000 millones (¡20 veces más de lo que esperaban recaudar con la subida a las rentas más altas!). Se trata de un impuesto a las grandes fortunas que comenzaría a contar a partir de patrimonios de un millón de euros.
En la primera ocasión que tuvo la ministra de Hacienda, en su comparecencia del martes tras el Consejo de Ministros, descartó la idea de crear "una figura fiscal expresa" como la propuesta por Podemos. Pero añadió que el Gobierno está estudiando "profundizar en las reformas fiscales que ya se apuntaban en el pacto de gobierno" del mes de diciembre.
Con la subida a las rentas altas del pacto PSOE/UP no será suficiente. Habrá que tocar a los que ganan entre 30.000 y 60.000 euros
¿Eso que quiere decir? Como diría mi apreciado Carlos Rodríguez Braun, que están pensando en subirle los impuestos a usted, sí a usted señora, a usted.
El sistema fiscal español no da margen para muchas alegrías. La subida propuesta en el programa común PSOE/Podemos recaudaba muy poco porque las personas que declaran rentas por encima de los 130.000 euros son pocas.
El grueso de los ingresos fiscales recae sobre dos impuestos: el IRPF y el IVA, que, en 2019 supusieron un total de 158.430 millones (86.892 millones por el primero y 71.538 millones por el segundo), sobre un total de ingresos de 212.808 millones. Evidentemente, esas cifras se verán recortadas sensiblemente este año.
Tocar ahora el IVA sería contraproducente para la economía, así que esa bala no la puede usar el gobierno en estos momentos. Sólo queda el IRPF.
Ahora bien, en qué niveles se encuentra el grueso de los ingresos fiscales por el IRPF: en las rentas medias. Entre los 20.000 euros y los 150.000 euros de ingresos anuales se concentran el 87% de lo que recaudan las arcas públicas por renta.
Por tanto, al Gobierno no le queda otro remedio que subirle el impuesto sobre la renta a esa mayoría de españoles que ganan entre 30.000 y 60.000 euros.
La demagogia siempre se choca con la realidad, que es testaruda. En una recesión como la que tenemos ya encima no se puede insistir -como hace el Gobierno- en que nadie se va a quedar atrás, sino que hay que aceptar que todos vamos a tener que asumir una parte de un gran sacrificio colectivo.
España, ya lo hemos dicho, tiene que emitir deuda este año por un total de 330.000 millones de euros, de los que el BCE comprará entre 120.000 y 130.000 millones. El resto habrá que buscarlo en los mercados. Aunque Sánchez se resiste, va a tener muy difícil no recurrir al MEDE, que, naturalmente, condicionará sus préstamos a un cierto rigor fiscal.
Se engañan los que creen que la UE es una máquina de hacer billetes. El proyecto europeo se basa en la solidaridad, sí, pero también en la disciplina.
El Gobierno no va a poder eludir esa disciplina en el presupuesto. Y ahí es donde, de verdad, se va a comprobar la lealtad de Podemos y del resto de socios del PSOE.
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