Una noticia es, en esencia, el relato de un hecho novedoso. Si nos atenemos a esa definición, el informe de la CIA sobre los GAL, no es estrictamente una noticia.
El documento Spain: Basque terrorism and Goverment response que ha provocado la petición de la apertura de una comisión de investigación en el Congreso fue desclasificado hace diez años. Es más, el 28 de mayo de 2018 fue publicado íntegramente por el periódico digital elsaltodiario.com sin que ningún partido clamara entonces contra la "guerra sucia".
Seguramente será porque ese informe, en realidad, no aporta nada sobre lo que ya sabemos sobre los GAL y la responsabilidad del Gobierno de Felipe González en la puesta en marcha de un grupo de mercenarios que quiso acabar con ETA utilizando sus propios métodos.
El informe de la CIA se elaboró en enero de 1984, cuando los GAL apenas tenían once meses de vida. De ahí que sus aportaciones sean más bien vagas, por no decir insípidas. Sobre la implicación del Gobierno socialista afirma: "Muchos periodistas españoles y observadores públicos sospechan firmemente que el grupo puede estar respaldado por el gobierno español". Y, más adelante, añade que los GAL lo forman "un grupo de mercenarios controlados por el Ejército". No me digan que eso justifica la petición de una comisión de investigación. Más que de la CIA, parece un informe de la TIA y el analista que lo redactó probablemente esté a la altura de Mortadelo y Filemón.
Las aportaciones en Diario 16 de Melchor Miralles y Ricardo Arqués fueron lo suficientemente relevantes como para que muchos años después, el 22 de julio de 1998, la Sala Segunda del Tribunal Supremo condenara al ex ministro del Interior José Barrionuevo y al ex secretario de Estado, Rafael Vera, por secuestro y malversación de fondos públicos por su implicación en el secuestro de Segundo Marey.
Aunque Felipe González siempre negó la implicación de su Gobierno en la "guerra sucia" contra ETA (recomiendo que vean la entrevista que le hizo en televisión en 1995 Iñaki Gabilondo al entonces todavía presidente en la que este dijo que la implicación del Gobierno en los GAL era una "hipótesis imposible"), la condena de Vera y Barrionuevo supuso la demostración fáctica y judicial de la relación de ese grupo terrorista con su Gobierno, un hecho que marcó el final de su brillante carrera política.
El informe de la CIA no aporta nada, pero llega justo en el momento en que González había hecho las mayores críticas contra el Gobierno de coalición de Sánchez/Iglesias
Así que la publicación por La Razón el pasado 15 de junio del documento de la CIA no sólo no es noticia porque sea viejo, sino porque no aporta nada esencial sobre lo que ya sabíamos. Es como si el comentarista de un partido de fútbol nos diera el resultado del primer cuarto de hora cuando el partido ya ha concluido.
Pero la magia del periodismo es que, a veces, consigue que las no noticias tengan aún mayor efecto que las noticias propiamente dichas.
G.K. Cherteston decía que "el periodismo consiste esencialmente en decir 'Lord Jones ha muerto' a gente que no sabía que Lord Jones estaba vivo" ¡Qué razón tenía! Les acabamos de desvelar a los lectores que tal vez el Gobierno de González tuviera algo que ver con los GAL cuando uno de sus ministros y uno de sus secretarios de Estado fueron condenados ¡hace 22 años! por su implicación en los GAL.
Pero lo importante es que esa no noticia sí ha tenido sus efectos. Para empezar, le ha dado alas a Bildu, justo a las puertas de una campaña electoral. A Podemos le ha creado un (otro) problema interno al negarse en primera instancia a apoyar la comisión de investigación, lo que provocó la airada respuesta de su ex candidata a lehendakari, Pili Zabala, hermana de uno de los secuestrados, y posteriormente asesinado, por el llamado GAL verde.
Iglesias ha utilizado siempre los GAL a conveniencia. Recordemos su intervención en la sesión de investidura fallida de Pedro Sánchez el 2 de marzo de 2016 cuando dijo: "Felipe González tiene el pasado manchado de cal viva". La cal en la que fue enterrado el hermano de Pili Zabala.
Pero luego se olvidó de ello y de los 27 asesinatos de los GAL. A la propia Zabala, cuando ésta le llamó hace una semana para recriminarle por la posición de Podemos en contra de la creación de la comisión de investigación, el vicepresidente del Gobierno se limitó a decirle que este no era "el momento adecuado".
Parece que han bastado unos cuantos mandobles de Bildu para que ahora sí sea el "momento adecuado".
Como vemos, la repercusión del viejo informe de la CIA ha sido variada, pero, sin embargo, el objetivo de su publicación no era crearle problemas a Podemos, ni darle alas a Bildu, sino que tenía otros fines más inconfesables.
El primero de ellos, ahondar en la división permanente que existe en el Gobierno de coalición, más ante un asunto que afecta al ex presidente del Gobierno; y, por otro lado, un aviso a navegantes para los discrepantes en el PSOE.
Porque, recordémoslo una vez más, González es probablemente el crítico con mayor predicamento dentro del partido a las políticas de Pedro Sánchez. Y, para muchos, una posible alternativa como hombre de consenso con el centro derecha.
Tratar de sentar en el Congreso a González para que dé explicaciones sobre los GAL es sencillamente absurdo. Lo importante de este chusco asunto es el objetivo que persigue.
Una noticia es, en esencia, el relato de un hecho novedoso. Si nos atenemos a esa definición, el informe de la CIA sobre los GAL, no es estrictamente una noticia.
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