Feijóo es un PP tan moderado que se presentó a las elecciones sin que se le vieran las siglas del PP, sólo con su monograma, como una marca de bolsos con monograma. Pero un partido no puede despreciar a alguien que le gana tantas mayorías absolutas, aunque sea con sosería y refranes, o sea pareciéndose demasiado a Rajoy. Si Feijóo es moderado, Casado tiene que ser moderado, o mejor dicho, fue siempre moderado, como fue siempre de centro aunque quisiera llevar toreros al Congreso como a una calesa de toreros con gran pesebrón de caoba. Es justo lo que ha dicho ahora Casado, que él y el PP fueron siempre moderados. Incluso aunque no sepa muy bien en qué consiste esa moderación. Incluso aunque no pudiera encontrar ningún torero de centro, que es algo así como encontrar un torero con gafas.
Yo no sé si Feijóo es moderado o solamente se ha hecho a su público, como Juan y Medio. Su galleguismo paternal podría ser igual que el andalucismo paternal de Chaves, o sea algo que no es tanto ideología como estrategia emotiva o plumón de papá pato. En realidad, no se usa la moderación como término ideológico, sino que están ahora con eso igual que estaba Zapatero con el talante. Zapatero fue el primero que intentó sustituir la ideología por las formas, por aceitosidades del lenguaje como aceitosidades de la cadera.
Todo se resumía en que la política tuviera ya no ideología o utilidad sino “talante” (buen talante, se supone). Es igual que la “crispación” que sacan tanto Sánchez o Iglesias, así abanicándose como una puritana al borde del soponcio.
Ni Sánchez ni Iglesias son moderados ideológicamente, uno porque no tiene ideología y el otro porque es un fanático. Sólo son ladinos de palabra, hipócritas de desmayito y dignos de morro alto. Yo me pregunto, por ejemplo, qué barbaridad ideológica extrema ha salido de la boca de Cayetana, con la que quieren hacer sin embargo las antípodas de Feijóo ahí por esa Argentina de los gallegos. Además, ¿es que se puede siquiera comparar a Cayetana con la macarrería de Adriana Lastra? O sea, que a ver de qué moderación estamos hablando, o de qué moderación habla ahora Casado, sólo por tener que sostenerle a Feijóo el paraguas y el hórreo de suvenir.
Ni Sánchez ni Iglesias son moderados ideológicamente, uno porque no tiene ideología y el otro porque es un fanático
A Feijóo, como a Chaves o incluso como a Puigdemont, a lo mejor no le hace falta ni ideología, por eso se presenta sólo con su nombre. Hay política que se hace sola con la complacencia, el elogio a la alfarería local y la estampita ya como bizantina de un santo.
Los regionalismos son cabañitas sentimentales, y quizá la moderación de Feijóo consiste en meterse en esa cabañita y mirar al chirimiri o sonar a chirimiri, y por tanto comprender al que hace algo parecido en otra cabañita nacional. Si la moderación es eso, o ese ventajismo ultrajado de Sánchez-Iglesias, Casado no debería querer ser moderado. Si la moderación es parecer tan nacionalista que no haya diferencia con el nacionalismo, o sea que haya que ser galleguista o foralista o catalanista para que no te llamen exaltado, Casado no debería querer ser moderado. Todo esto, si Casado sabe lo que quiere. A lo mejor aún está pensando si lo que quiere es que no lo distingan del PSOE.
Casado, bachiller de Aznar, tiene o tenía ese mismo proyecto de un PP morrocotudo y ambiguo que acoja todo lo que hay a la derecha del PSOE. Claro que para que esto funcionara había que olvidar a esa derechaza en la que va terminando su parte del mundo como en una catarata. Con Vox, esto ya no es posible. El PP ya no puede ser ambiguo haciendo de social liberal ante el pobre, de conservador ante el dinero y de sacristán ante el cura, porque Vox lo desenmascararía.
El PP ya no puede ser ambiguo haciendo de social liberal ante el pobre, de conservador ante el dinero y de sacristán ante el cura, porque Vox lo desenmascararía
La parte oculta del anchísimo PP de Aznar se ha hecho visible y exagerada en Vox, que está ahí sacando su pecho de lata de feria medieval de lata. El PP de Aznar ya no es posible, pero eso no significa que Casado se avenga a ser una especie de Iceta que va cambiando de traje regional y de cestillo como si fuera Beatriz Carvajal.
Hablar de moderación ahora sólo es aceptar las falsas finuras de ladrón que se llevan en estos tiempos de sanchismo. La verdadera moderación es rechazar y combatir los extremismos, y los extremismos ahora son los nacionalismos, el podemismo y el voxismo, a veces indistinguibles. Podemos ataca a la prensa igual que Vox, Vox es tan identitario como ERC, y esa obsesión por los inmigrantes, por la mujer castradora o por que los cantajuegos conviertan a tus hijos en mariquitas podrían compartirla los de cacerola de Serrano, los carlistones del PNV y los meapilas de Montserrat.
No lo debería tener tan difícil Casado, porque la moderación es justo lo que queda de pie entre toda esta política arrasada por los extremistas y sus beneficiarios. No sé si Casado puede hacer a la vez que el PP sea ancho y moderado, pero si hay una manera, debe ser combatiendo los extremismos, no absorbiéndolos ni contemplándolos. Claro que Feijóo y Casado lo mismo se creen que la moderación es ponerse a templar gaitas.
Feijóo es un PP tan moderado que se presentó a las elecciones sin que se le vieran las siglas del PP, sólo con su monograma, como una marca de bolsos con monograma. Pero un partido no puede despreciar a alguien que le gana tantas mayorías absolutas, aunque sea con sosería y refranes, o sea pareciéndose demasiado a Rajoy. Si Feijóo es moderado, Casado tiene que ser moderado, o mejor dicho, fue siempre moderado, como fue siempre de centro aunque quisiera llevar toreros al Congreso como a una calesa de toreros con gran pesebrón de caoba. Es justo lo que ha dicho ahora Casado, que él y el PP fueron siempre moderados. Incluso aunque no sepa muy bien en qué consiste esa moderación. Incluso aunque no pudiera encontrar ningún torero de centro, que es algo así como encontrar un torero con gafas.
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