No se podría decir nunca que el Gobierno de Pedro Sánchez está aprovechando la publicación de noticias sobre las cuentas ocultas al Fisco del Rey Juan Carlos I para hacerle un roto a la Corona y, de paso, a la Constitución que nos gobierna, porque no sería verdad.
El Gobierno, o por lo menos la parte socialista del Gobierno no sólo no está haciendo nada contra la institución monárquica sino que está dispuesto a hacer lo que sea necesario para que ese debate no se abra en canal en estos momentos - ya es lo que nos faltaba-. Pero la otra parte del Gobierno, la compuesta por los ministros de Podemos, ayudada desde fuera por varios de sus más destacados dirigentes, sí que lo está haciendo.
Quiero decir que está intentando aprovechar, con una falta de persepectiva política e histórica acorde con la generalidad de sus planteamientos conocidos, las andanzas condenables, no sabemos si penalmente pero desde luego sí socialmente, del viejo Rey para abrir el debate sobre Monarquía o República que creen ellos que les reportaría el prestigio político que saben, porque lo acaban de comprobar, que están perdiendo a chorros.
Pablo Iglesias ha encabezado esa iniciativa al frente de Podemos y no tenemos más que recordar la cacerolada que impulsó su partido contra la Monarquía y contra el Rey en el día en que Felipe VI se dirigió a la nación con motivo del estado de alarma decretado en todo el país por el Gobierno. Estamos hablando del 18 de marzo, cuando el país entero estaba sobrecogido y temeroso por la amenaza que ya se había cernido sobre la población. Pero Podemos aprovechó la coyuntura para pedir a los ciudadanos que reclamaran al Rey emérito los millones recibidos y que los destinara al gasto sanitario, además de reclamar la inmediata proclamación de la Tercera República. Más populismo y más demagogia es difícil encontrar.
Quizá se produzca la renuncia, bien dolorosa por cierto, al tratamiento de Rey. Sería un gesto que supondría un desgarro tanto al padre como al hijo
Pero la historia venía de largo. Ya en noviembre de 2018 -gobernando Pedro Sánchez- y cuando Podemos aún contaba con cerca de 70 diputados, escribieron otras tantas cartas -una cada uno- al Rey emérito como "representantes electos de la soberanía popular" en las que aseguraban que "desde hace unos años el pueblo español ha asistido a la publicación de una serie de informaciones que ponen en cuestión la institución monárquica al relacionarla con tramas de corrupción y de enriquecimiento ilícito".
Lo que le proponían los diputados de Podemos a Juan Carlos de Borbón es que compareciera voluntariamente ante el Congreso de los Diputados para dar explicaciones sobre sus finanzas, dado que el PP y Ciudadanos se habían negado a abrir una comisión de investigación sobre este asunto. Ellos han seguido insistiendo y PSOE, PP y Ciudadanos se siguen negando.
Pero lo que merece ser subrayado de aquella carta es que los diputados morados no hablaban de que estaba puesta en cuestión la persona del Rey emérito sino la propia "institución monárquica" al resultar "relacionada con tramas de corrupción". Una semana más tarde el propio Pablo Iglesias publicaba un largo artículo en El País en el que daba por finiquitada la utilidad de la Monarquía una vez que había cumplido su papel en la Transición.
De manera que la cosa no viene de ahora, el partido hoy socio del Gobierno lleva mucho tiempo intentando llevar al debate público la necesidad urgente de un referéndum sobre Monarquía o República. aunque es verdad que el Rey emérito ha contribuida extraordinariamente a minar la institución con sus oscuros manejos de dinero.
Pero sucede que por encima de Juan Carlos de Borbón, a quien nadie osa discutir su extraordinaria y determinante contribución a la democratización de España, por encima de él está el país y está la Constitución inclusiva y de consenso que él impulsó decididamente. Y es esa Constitución el primer y principal gran objetivo de derribo para Podemos. La abolición de la Monarquía es solo para ellos una meta volante porque, una vez conseguida la puesta en cuestión el artículo primero del texto constitucional, el edificio jurídico- político entero se vendría abajo.
Los rendimientos millonarios que el Rey emérito obtuvo entre 2008 y 2012 por su cuenta abierta en la entidad Mirabaud […]Las noticias sobre los manejos financieros del Rey emérito, mucho más que sus relaciones amorosas con la señora Corina Larsen, dañan a la institución, no cabe duda, y hay muchos españoles, muchos más que antes, que estarían dispuestos ahora mismo a votar a favor de una República como la forma de Estado para España.
Pero ése es un debate inoportuno por artificial y que pretende extender a su hijo las sombras del comportamiento inadecuado de su padre en el aspecto dinerario, no en el institucional, porque en ese campo Juan Carlos I ha sido un rey impecable y nadie, tampoco Pablo Iglesias, se lo puede discutir.
Un intento básicamente injusto porque la ejecutoria de Felipe VI resulta de todo punto inobjetable tanto en el aspecto institucional como en el privado. Por lo tanto, sostener, como hizo hace unos días la vicepresidente tercera del Congreso y miembro de Podemos, Gloria Elizo, que “la única manera de desvincular a Juan Carlos I de Felipe VI y de la Jefatura de Estado es un referéndum y la abdicación de Felipe VI”, es empujar la argumentación hacia espacios de abierta confrontación constitucional, además de confirmar que para Podemos éste es un asunto que sigue estando entre sus objetivos principales.
Que el comportamiento de Don Juan Carlos de Borbón en materia dineraria está perjudicando la imagen de la Monarquía es evidente, nadie lo discute. Pero de ahí a plantear una reforma de la Constitución en su parte agravada para modificar la forma política del Estado español hay un abismo porque la institución monárquica ha jugado y sigue jugando un papel extraordinariamente eficaz en la vida política e institucional española.
Los socialistas han sido siempre republicanos, pero no son unos insensatos. Cuando la Constitución estaba en fase de elaboración, el PSOE de Felipe González planteó una enmienda en favor de la República como forma de Estado para España. Pero su portavoz Gregorio Peces-Barba explicó que la introducción de ese debate en el Parlamento y la aceptación de la derrota de su voto particular republicano formaban parte del proceso legitimador que la Constitución había de tener.
Afortunadamente, y aunque a veces parezca lo contrario, el PSOE sigue en la misma posición de defensa de la Constitución y de respaldo a la forma de Estado recogida en su artículo primero
Dicho lo cual, y expuestas también por Luis Gómez Llorente las razones históricas teóricas y éticas que habían llevado a su partido a mantener la opción republicana durante el primer tramo de los trabajos constitucionales, los diputados socialistas se aprestaron como el primero a colaborar en el perfeccionamiento del Título II de la Constitución, que es el relativo a la Corona.
Afortunadamente, y aunque a veces parezca lo contrario, creo que el Partido Socialista sigue en la misma posición de defensa de la Constitución y de respaldo firme a la forma de Estado recogida en su artículo primero. Esa es nuestra garantía.
Así que habrá nuevas informaciones, se levantará un vendaval, uno más, en los medios de comunicación, Podemos aprovechará su privilegiada posición en el Gobierno para tratar de arrimar el ascua a su sardina, pero el debate terminará más tarde o más temprano. Y la Constitución mantendrá su artículo primero en los mismos términos que hoy conocemos. Podemos no logrará su propósito.
Lo que decida hacer Juan Carlos de Borbón en vista de las noticias que vamos conociendo lo desconozco. Pero ya digo que marcharse de España sería el mayor disparate que pudiera cometer porque sería tanto como una huida, especialmente en un momento en que existe la posibilidad de que en un determinado punto el Tribunal Supremo le pidiera declarar. No, eso no va a producirse.
Quizá se produzca su renuncia, bien dolorosa por cierto, al tratamiento de Rey, cosa que tendría que hacerse de acuerdo con el Rey Felipe. Sería un gesto que supondría un brutal desgarro tanto al padre como al hijo. Porque la Historia política de nuestro país no avala de ninguna manera tal deshonra. Pero la oscura historia particular de quien fue un grandísimo Rey de España, esa desgraciadamente sí.
No se podría decir nunca que el Gobierno de Pedro Sánchez está aprovechando la publicación de noticias sobre las cuentas ocultas al Fisco del Rey Juan Carlos I para hacerle un roto a la Corona y, de paso, a la Constitución que nos gobierna, porque no sería verdad.