Cayetana Álvarez de Toledo colgó ayer en su cuenta de tuiter el artículo que le dedicó Mario Vargas Llosa en El País. Aunque su comentario, simplemente "Mario", no evidencia ninguna emoción, la autoestima de la defenestrada portavoz del PP debió subir varios grados con la lectura de esta columna. No todos los días un premio Nobel te compara con la mismísima Margaret Thatcher.
Columnistas de diversos medios sacaron ayer sus plumas a pasear para reseñar la brillantez de la todavía diputada y la ceguera o la palurdez de los que llevan las riendas del PP por no haber sabido valorar lo que tenían en casa. Si hay algo que no le van a faltar a Álvarez de Toledo son apoyos mediáticos. Y es que a los periodistas nos encantan los discordantes. Al fin y al cabo, las noticias no las dan los sumisos.
Seguramente, hoy lo reconoce él mismo, Pablo Casado se equivocó al nombrarla portavoz del PP en el Congreso. Porque Cayetana, a la que hay que reconocer su brillantez y valentía, si hay algo que no sabe hacer es equipo. "Es difícil llevarse bien con una persona tan soberbia", reconoce un miembro del Grupo parlamentario. Su insistencia en marcar sus propias pautas la llevaron a chocar constantemente con el secretario general del partido, Teodoro (Teo) García Egea, a quien ella desprecia porque, como dice algún columnista, "en lo único que destaca es en el lanzamiento de huesos de aceituna".
Pero, que nadie se equivoque, la destitución de Álvarez de Toledo no ha sido obra de Teo, ni de los barones, ni de las intrigas de un grupo de diputados. Ha sido Casado el que ha dicho: "¡Basta!". En última instancia a quien le estaba echando un pulso era a él. Ella se sintió siempre respaldada por el presidente. Como cuando el líder del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Josep Bou, calificó como"un error" su nombramiento como cabeza de lista del PP en la ciudad condal. O como cuando tuvo un sonoro enfrentamiento con el entonces líder del PP en el País Vasco, Alfonso Alonso. O como cuando se las ha tenido en varias ocasiones con el presidente de la Xunta de Galicia, Núñez Feijóo.
Pablo Casado ha recibido cientos de mensajes de apoyo a su decisión de destituir a Álvarez de Toledo
Muchos, de dentro y de fuera del partido, le advirtieron a Casado de lo arriesgado de su nombramiento: "Recuerda que ella se fue del PP dando un portazo..." Pero él necesitaba un fichaje de altura y Cayetana era para el presidente popular su particular "Messi".
La destitución de Gabriel Elorriaga -un hombre de confianza de Álvarez de Toledo- como asesor jurídico del Grupo Parlamentario fue el punto de no retorno. Cayetana lanzó una amenaza al presidente del partido: "Si le destituyes, yo me marcho". Las espadas estaban en alto cuando se produjo la entrevista de la portavoz a El País, en la que no sólo insistía en su propuesta de gobierno de coalición del PP con el PSOE (pero no el de Sánchez, sino otro que no existe), sino que criticaba abiertamente la decisión de don Juan Carlos de marcharse de España. Y esto fue lo que colmó la paciencia de Casado. La portavoz había transgredido una línea roja que el presidente del PP se encargó de remarcar tras la reunión de la Junta Directiva del pasado jueves: defensa sin fisuras de la Corona.
Así que, sí, la defenestración de Cayetana es el reconocimiento implícito de un error. La cuestión es si el partido, tras los cambios realizados, está en mejor posición para ganar o ha salido debilitado.
"El asunto no está cerrado", advierte un miembro de la dirección del PP. "No sabemos qué va a hacer Cayetana, si va a mantener su acta de diputado o va a seguir en el Congreso".
La ex portavoz, además de los apoyos mediáticos y los ofrecimientos que no le van a faltar para prestar altavoces a sus discrepancias, tiene su público. Por supuesto, Aznar y el entorno de FAES, que tiene su influencia en el mundo conservador dentro y fuera de España; o ex dirigentes del PP, como Esperanza Aguirre, quien ha dicho de ella en tuiter: "Cayetana ha sido la mejor portavoz del grupo que han tenido nuestros principios y valores en el Congreso"; y, por supuesto, muchos votantes que admiran en ella su capacidad para sacar de quicio a los líderes de la izquierda.
¿Podría Álvarez de Toledo atreverse a hacer lo que no se atrevió a hacer Aguirre en el Congreso de Valencia? Es decir, tener la capacidad y el arrojo sufientes como para aguardar a que Casado fracase y presentarse ella como alternativa.
Algunos dirigentes creen que Cayetana debería seguir en el partido: "Tenemos que ser como El Corte Inglés, en el PP tiene que haber de todo"
Sus todavía compañeros lo dudan: "Cayetana tiene muy poco apoyo interno en el partido. A algunos actos ni siquiera la han invitado y, de hecho, no conoce a la mayoría de los responsables provinciales. Te sorprendería saber la cantidad de mensajes, llamadas y whatsapps que ha recibido Casado felicitándole por la decisión que ha tomado".
Los partidos tienen su propia dinámica. Nadie o casi nadie cuestiona al líder hasta que el líder está a punto de dejar de serlo. En eso, el PP se parece mucho a los demás. Así que no habrá muchos dirigentes que se atrevan a llevarle la contraria a Casado sobre este punto.
"El valor de un político -comenta un ex ministro- está en los votos. Podemos ser muy buenos profesionales, muy buenos oradores, pero si no nos votan,... Y la verdad es que a Cayetana no la votaron, al menos no tanto como a otros, en Cataluña. Hasta el punto de que yo creo que ahora restaba más que sumaba. Los cambios que ha hecho Casado, sin duda, mejoran al partido".
Pero también los hay que creen que sería un error prescindir de la ex portavoz. Al fin y al cabo, el PP no anda sobrado de cerebros. "Un líder -dice un parlamentario con muchos trienios a sus espaldas- tiene que saber gestionar equipos. Cayetana puede que no fuera la portavoz ideal, pero no nos podemos permitir el lujo de perderla, porque hay muchos puestos que podría ocupar sin renunciar ni a sus ideas ni a sus formas. El PP es un partido que tiene que ser grande para ganar. Tenemos que ser como El Corte Inglés, tener de todo para que la gente pueda elegir".
Lo que no hay en la caída de Cayetana, no se engañen, es un motivo ideológico. Ana Pastor, Cuca Gamarra o incluso Martínez Almeida son tan de centro o tan de derechas como pueda serlo Álvarez de Toledo.
A los que ven en el cese de Cayetana algo así como la demostración de que este país no tiene remedio, les recomiendo calma. Recuerdo que, cuando tenía apenas cinco años, mi hija María, me sorprendió una mañana cuando la llevaba al colegio con una pregunta llena de angustia: "Papá, ¿qué va a hacer el Real Madrid ahora sin Capello ?". Pues nada, que años después llegó como entrenador un bisoño Zidane que le hizo ganar, entre otras competiciones, tres champions. Ahí es nada.
Cayetana Álvarez de Toledo colgó ayer en su cuenta de tuiter el artículo que le dedicó Mario Vargas Llosa en El País. Aunque su comentario, simplemente "Mario", no evidencia ninguna emoción, la autoestima de la defenestrada portavoz del PP debió subir varios grados con la lectura de esta columna. No todos los días un premio Nobel te compara con la mismísima Margaret Thatcher.
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