Apareció con una chaqueta beige que ahora no sería moda, camisa blanca y vaqueros. Su enorme peinado y tacones elevaban su estatura hasta casi el estándar, aunque seguía estando por debajo. Pero eso no importaba. Su sonrisa y su mirada perfecta, estudiada, ideal, no dejaba lugar a dudas: se trataba de una estrella. Al más puro estilo “USA Latin”, de dientes blanquísimos y perfectos, de cosmética de las más exclusivas tiendas de Palm Beach y con esta estética de popstar de los 90.
Ese día de 1993 conocí a Gloria Estefan para la correspondiente entrevista promocional del grandísimo disco Mi Tierra, cuyo éxito de más de un millón de copias (solamente en España) celebraríamos después en Miami con su querido e inseparable Emilio y muchas otras celebridades más.
Gloria María Milagrosa Fajardo García de Estefan, que el 1 de septiembre cumple ya 63 años, estaba entonces recuperándose de un aparatoso accidente de tráfico, que dejó su espalda sumida en el dolor y a su ser metido en casa. Como siempre ocurre en los confinamientos, se convierte ese tiempo en un excelente momento para crear.
Su padre, José Manuel Fajardo, fue uno de los soldados más implacables a la orden de Batista, de quien llegó a ser guardaespaldas
La historia de su familia es la historia de una España de emigrantes y la Cuba convulsa del siglo XX. Sus abuelos asturianos representan a tantos y tantos emigrantes que surcaban la mar hacia Cuba en busca de las oportunidades que el hambre no daba aquí. Su padre, José Manuel Fajardo, fue uno de los soldados más implacables a la orden de Batista, de quien llegó a ser guardaespaldas. Al huir a Estados Unidos con su familia y esa niña de apenas 16 meses a cuestas, se alistó y acabó prisionero en Bahía de Cochinos. Gracias a un intercambio de prisioneros, le devolvieron a Norteamérica, pero no tardó en volver al frente en Vietnam. Tanto exponerse a gases letales acabó metiéndole en la cama durante el resto de su vida, víctima de esclerosis múltiple por intoxicación. Y ahí es cuando nace esa sonrisa perfecta dispuesta a hacer sentir paz y confort de la pequeña Gloria, aunque esa criatura se sintiera impotente al cuidar de su padre mientras su madre se dejaba la vida trabajando y estudiando a la vez.
Siempre dijo que se negaba a llorar. Se encerraba en su cuarto y se ponía a cantar. Esa misma voz frente a un espejo acabó llenando las habitaciones de centenares de millones de niñas y mayores en todo el mundo, tras haber vendido más de 100 millones de discos y haber sonado en todas las radios.
Esta psicóloga que trabajó como traductora en el aeropuerto de Miami conoció sobre el escenario de una boda al mejor esposo que ella podía imaginar: su querido Emilio. En 1978 se unieron para un siempre que lleva ya más de 40 años siendo realidad. Si te está pareciendo bonita su vida, no eres la única persona que lo piensa. El musical On Your Feet! de Broadway pinta su historia entre esas grandes canciones que forman parte de nuestra vida.
Gloria siempre a Gloria Estefan.
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