En Callao, el cartel de la serie Patria parece los dos entierros linderos de dos muertos por lindes, con sus sudarios y velos al viento, rozadizos, como cabellos aún revueltos en el odio. Entiendo el concepto publicitario, porque en la dualidad está el conflicto, y sin conflicto no hay historia ni interés. La dualidad no es equidistancia, sino el punto de partida, igual en las cosmologías, en el arte, en la filosofía o incluso en el negocio. Un díptico del Cielo y el Infierno no es equidistante, es sólo polarizador. Sin embargo, en el cartel de Patria los culpables y los inocentes no están en dos polos, sino que se nos aparecen como intercambiables. Los entierros simbólicos se han mezclado con sus mortajas y sus escarabajos de nicho, es como si pudiéramos equivocarnos de muerto igual que de novia. Es algo más que la moral rechinando, es la oportunidad que se le da a la injusticia para que confunda al mundo, y eso nos desasosiega.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 El Independiente | El diario digital global en español
- 2 El inspector jefe de los 20 millones se reunía al lado de la Jefatura
- 3 Aldama puede acabar con Sánchez
- 4 La declaración de Aldama irrita al PSOE y refuerza a Cerdán a días del congreso: "Relevarlo sonaría a castigo injusto"
- 5 El PP ganaría las elecciones y tendría mayoría absoluta con Vox
- 6 Ortuzar advierte a Sánchez que el PNV no "se plegará a todo" por lograr una "supuesta estabilidad"
- 7 "Ucrania no puede ganar la guerra y tendrá que aceptar las pérdidas territoriales"
- 8 Detrás de la respuesta humanitaria en Valencia
- 9 El jurado declara culpables de asesinar a Samuel a los cuatro hombres y exculpa a la mujer