La fusión CaixaBank/Bankia se ha puesto en marcha, pero aún no ha superado las pruebas más difíciles. Los consejos de ambas entidades se reunirán en los próximos días, probablemente el próximo domingo, para dar el sí, quiero a la boda financiera de la década. Los equipos de gestión trabajan a marchas forzadas. "Queremos que la operación se cierre cuanto antes, cada día que ganemos es un día menos para los que quieren sabotear el acuerdo", dice un alto ejecutivo de una de las implicadas.

De las musas, al teatro. Después de una primera fase de tanteo, en la que ha sido fundamental el entendimiento entre los equipos para establecer el esquema de mando de la nueva entidad (Isidro Fainé no sólo no puso ningún inconveniente en que José Ignacio Goirigolzarri fuera su máximo ejecutivo), ahora se entra en la harina de los números. ¿Qué valoración se va a hacer a la hora del canje? La clave de bóveda de la negociación ahora está en lo que CaixaBank va a ofrecer a los accionistas de Bankia para que acudan en masa a una OPA amistosa en la que no habrá compensación en metálico. Las fuentes consultadas apuntan a una prima del 25%, pero ese es el pulso que se dirimirá de aquí al fin de semana.

La clave está en la ecuación de canje: los accionistas de Bankia podrían recibir una prima, en acciones, no en metálico, del 25%

Por supuesto, la opinión del Gobierno es fundamental. El FROB tiene más del 60% del capital de Bankia y su participación rondaría el 14% del nuevo superbanco. Aunque, oficialmente, Economía no ha dicho nada, es evidente que Nadia Calviño ve la concentración con buenos ojos. Y también, por supuesto, el presidente del Gobierno. Sánchez quiere evitar por todos los medios que a la crisis económica que se avecina, que elevará el paro por encima del 20%, se sume además una debacle del sector financiero. Por eso el presidente quiere que salga adelante y que esta concentración anime a otros bancos a hacer lo propio. No hay mucho tiempo que perder.

Desde la izquierda ya se ha empezado a criticar la fusión con el argumento de que el Estado "renuncia a recuperar" los más de 24.000 millones que puso en 2012 en Bankia para evitar su quiebra. Pero, en realidad, la única manera en la que el Estado puede evitar perder todo lo invertido en Bankia es una operación como la que ahora está en marcha. Vale más el 14% de un gran banco que tiene garantizado su futuro que un 60% en otro más pequeño y cuyo horizonte a medio plazo es más que dudoso.

La fusión CaixaBank/Bankia tiene sentido si lo que se busca es consolidar el sistema financiero español. Se crea un "campeón nacional" que debe aprovechar la unión para recortar costes y ganar rentabilidad, y el fondo de comercio para mejorar su solvencia. Es verdad que la entidad resultante no tiene apenas negocio fuera de España, pero es justamente la dimensión multinacional la que le está causando problemas a sus dos máximos competidores: Santander (al que le afectan las dificultades de Brasil y el Brexit), y BBVA (atascado en Turquía).

A diferencia de lo que ocurrió en otras ocasiones, la Generalitat se ha enterado por la prensa de lo que se estaba cociendo. Lo que da una idea de la relevancia que le dan a Torra en los cuarteles generales de CaixaBank, no digamos ya en los de Bankia o en el Ministerio de Economía. Podrán gritar, quejarse, poner a caldo el acuerdo, pero detrás de la pataleta no hay más que decepción por no haber podido meter la cuchara en una concentración que, para siempre, dejará la sede de la deseada Caixa en Valencia.

Si los independentistas están enfadados, los dirigentes de Unidas Podemos no les van a la zaga. Desde Alberto Garzón a Irene Montero han mostrado su "preocupación" por este aquelarre entre banqueros. El próximo en hablar será Pablo Iglesias, y seguro que no será para dar su nihil obstat. Lo que les tiene de los nervios es no haberse enterado del asunto, a pesar de sentarse en el Consejo de Ministros.

Cómo se le va a contar a Iglesias la operación si su gente filtra hasta las deliberaciones del Consejo de Ministros", dice un alto funcionario

Pedro Sánchez fue ayer explícito cuando le preguntaron por su decisión de mantener al margen a su vicepresidente segundo: se trataba de "información muy sensible", dijo en entrevista concedida a TVE. Lo que es bastante revelador de la confianza que reina entre ambos. Podríamos decir que el presidente no hubiera dormido tranquilo si le hubiera contado a Iglesias lo que había en marcha.

Un alto funcionario es aún más explícito: "¿Cómo se le va a contar a Iglesias la fusión bancaria si su gente filtra a los cinco minutos hasta las deliberaciones del Consejo de Ministros?".

A buen entendedor...

La fusión CaixaBank/Bankia se ha puesto en marcha, pero aún no ha superado las pruebas más difíciles. Los consejos de ambas entidades se reunirán en los próximos días, probablemente el próximo domingo, para dar el sí, quiero a la boda financiera de la década. Los equipos de gestión trabajan a marchas forzadas. "Queremos que la operación se cierre cuanto antes, cada día que ganemos es un día menos para los que quieren sabotear el acuerdo", dice un alto ejecutivo de una de las implicadas.

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