El cine recibe diez veces más ayudas públicas que la música, aunque el Ministerio de Cultura triplique la miseria que recibe para evitar las manifestaciones de músicos en toda España.

Las administraciones públicas consideran que los músicos y sus equipos técnicos viven del aire, no tienen familia ni hipotecas que pagar, es como si les consideraran unos bohemios que se valen por sí solos, no como el cine, al que hay que llevar de la mano siempre. Entre músicos, técnicos, montadores de escenarios y equipos de management, más de 700.000 familias que viven de la música no existen para el Gobierno. No hay plan de rescate para ellos. Producen directa e indirectamente el 4% del PIB de este país, pero solo se les tiene en cuenta para pagar impuestos.

Recuerdo la Primavera Sound o el Sónar, dos de los mejores festivales de música en Barcelona que reunían a más de 200.000 personas y dejaban en la ciudad 120 millones de euros. Hay que reactivar inmediatamente los conciertos, aunque con seguridad, como única forma de supervivencia de centenares de miles de familias. Hasta hoy ni un solo brote de la covid se ha producido en un concierto musical, un cine o un teatro. En el pasado sí ocurrió en partidos de fútbol y manifestaciones a las que asistió medio Gobierno. Es la alerta roja por la música que estos días moviliza al sector, porque ya no puede más. Hay muchos músicos que sobreviven gracias a Cáritas o al dinero que les dejan familiares y amigos. “Los que tenemos ahorros vamos tirando de ellos, pero siete meses sin conciertos hunde a muchas de las familias que dependen de Hombres G”, me decía David Summers hace unas horas, desesperado del abandono que sufren los músicos en España. Y añadía: “Los que trabajan en el cine lo han hecho mejor, y les felicito por ello, pero nosotros también somos cultura”.

Para el cine hay dinero suficiente para ayudar a las minorías, para la música nunca lo hay ni para las mayorías

El cine recibe de ayudas públicas directas o indirectas, incluyendo beneficios fiscales, más de 168 millones de euros de gasto público al año. Ayudas directas como subvencionar el 75% de una película si la directora es mujer o hasta el 80% si está grabada en una lengua cooficial. Para el cine hay dinero suficiente para ayudar a las minorías, para la música nunca lo hay ni para las mayorías.

En apoyar la literatura y el fomento de la lectura, el Ministerio de Cultura se gasta 1.200.000 al año, menos de lo que invirtieron en la Gala de los Goya, que por trasladarse a Málaga el pasado año nos costó más de 2 millones de euros de dinero público. Y a pesar de ello los cineastas recuerdan al Gobierno que en Italia, Gran Bretaña o Francia las ayudas al cine son mucho mayores que en España, y es cierto.

El teatro es una suerte de hermana pobre del cine, recurso para que miles de actores puedan pagar las facturas y espacio de máxima libertad para expresarse sin deber favores al poder. Esa libertad les cuesta cara y solo recibe 8 millones de euros al año de ayuda.

Entre la música, el teatro y la literatura, 25 millones de dinero público, frente a los 168 del cine. ¿Por qué esta diferencia entre actos culturales similares? Porque en el cine han sabido relacionarse con el poder político como pocas artes escénicas. Los altos cargos públicos temen sus críticas, sus protestas, se erigen portavoces de la cultura y actúan en consecuencia. Aunque las cifras de recaudación les dan la espalda.

Desde el año 2014 que se estrenó Ocho apellidos vascos la recaudación a las salas de cine no ha hecho más que bajar. La película más taquillera el pasado año fue Padre no hay más que uno, que recaudó 14 millones de euros. La reducción del IVA en taquilla ayudó al sector, no al cliente que apenas nota esa bajada en el precio de la entrada; en el año 2014 se recaudaron 126 millones de euros en los cines de todo el país, el pasado año solo 94. Por lo tanto, en el año 2019 se invirtieron 168 millones en ayudas y se devolvieron a las arcas del Estado en IVA solo 9,4 millones.

La cultura no debe ser rentable, pero sí equitativa con las artes escénicas. Para el Ministerio la danza, la literatura, la música, el teatro o el circo simplemente no existen.

El cine recibe diez veces más ayudas públicas que la música, aunque el Ministerio de Cultura triplique la miseria que recibe para evitar las manifestaciones de músicos en toda España.

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