Ayuso y Sánchez se habían mirado entre banderas como novios entre sábanas tendidas, pero ya dije que el presidente había venido con elefante y tahalí a matar a la presidenta. Tres días después del paripé, de aquella tarta de banderas salió Illa con metralleta diciendo que había que cerrar todo Madrid como cegar un pozo. Illa podría haber ofrecido médicos, rastreadores y hasta góndolas en el metro, todo eso que piden los manifiestos que firma su partido. Eso es lo que funciona, nos dicen, no electrificar los barrios ni cerrar el bar de la esquina ni poner guardias berlineses pidiendo un salvoconducto de letra germanoide a madres, mucamas y ciclistas con botellas de leche. Pero no, Illa sólo quiere hacer en todo Madrid lo que Ayuso ya había hecho en las zonas donde la izquierda protesta como con grandes bieldos de volcar trenes. O sea, lo que dicen que no funciona, pero más. Sólo desde la política se puede entender algo así.
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