Ha llegado el caos rondando la noche de los muertos, el Halloween de los niñatos o la serena santa compaña de los mayores. No es que el virus nos haya vuelto majaretas ni zombis, sino que el caos llama al caos y Sánchez no ha hecho otra cosa que repartir caos. Sin necesidad de calabazas sonriendo a cuchilladas, ha ardido la noche de las ciudades como un gran telón prendido. Los gamberros han terminado desvistiendo maniquíes en la acera, como si violaran a un esquiador, o robando bicicletas como cuando eran el esqueleto sobre el que se huía de la pobreza, del melonar y del guardia. Iglesias culpa a la ultraderecha y Abascal culpa a menas, inmigrantes y punkis, pero el caos no necesita tanto esfuerzo partidista porque es una ley de la naturaleza. Simplemente, al caos se le ha permitido instalarse, como en un cajón de juguetes o de cuchillos, sin tener que hacer el Gobierno más que desentenderse.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 El Independiente | El diario digital global en español
- 2 La foto de La Promesa que sugiere la vuelta de un personaje clave
- 3 Ana Garcés, Jana en La Promesa, sobre su salida de la serie
- 4 Mercadona lanza un nuevo labial inspirado en un producto viral
- 5 Jack Daniel's contesta a la retirada de whisky de EEUU en los supermercados de Canadá
- 6 Aitor Cubo: la Guardia Civil aporta de nuevo la prueba "perdida": declarará este día
- 7 Putin no se sale del guion Ucrania bajo control ruso
- 8 Un actor de La Promesa confirma su marcha y un requisito
- 9 El hermano de Sánchez buscó piso en Badajoz antes de obtener su plaza