Por supuesto, en la purga no iba a caer Iglesias, el gurú con cátedra cojonciana, falsa rueca obrera y dacha de burócrata con piscina de riñón. Ni su zarina de la prensa rosa, de los posados color canela, del Vanity Fair y del ministerio gineceo lleno de peinadoras y pelotas. Tenía que caer Teresa Rodríguez, que seguía siendo como la india que iba en las largas marchas a la base de Rota, donde todos parecíamos indios (yo iba para hacer el reportaje pero se me terminaban quedando, igual, el moreno de barro rojo, las briznas en el pelo y la camiseta como una casaca polvorienta arrebatada a un yanqui).
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 El Independiente | El diario digital global en español
- 2 El Gobierno aprueba la nueva ayuda de 200 euros para la crianza
- 3 Estos son los posibles sucesores del Papa Francisco
- 4 Susanna Griso da un toque de atención a Antonio Pelayo
- 5 La monja amiga del Papa que se saltó el protocolo para rezar
- 6 Por qué las víctimas de abusos sexuales en la Iglesia creemos que el Papa Francisco ha fracasado
- 7 El rabo, Morante, quieren el rabo
- 8 Los militares denuncian que el plan de Sánchez no les subirá el sueldo: "No se va a alistar nadie"
- 9 El Supremo envía los indicios contra Pardo de Vera a la Audiencia por la contratación de Jésica Rodríguez