Con una mayoría aplastante (91,5%), la militancia de Bildu aprobó el jueves que sus 5 diputados "voten a favor de los PGE del Gobierno PSOE-Podemos".
El presidente del Gobierno tiene así garantizada una cómoda mayoría para sacar adelante las cuentas públicas, y, por tanto, para mantenerse en el poder durante, al menos, otros dos años.
El "sí" de Bildu coincidió en el tiempo con la decisión de Inés Arrimadas de retirar el apoyo de los diez escaños de Ciudadanos y con las declaraciones del ex presidente Felipe González en Onda Cero en las que criticó la política de Pedro Sánchez de apoyarse en partidos, como Bildu y ERC, que no tienen un proyecto para España, sino que lo que quieren es romper España.
El ganador del pulso que una parte del Gobierno, los ministros más sensatos, como Nadia Calviño o Margarita Robles, ha mantenido con los representantes de Podemos, ha sido, sin duda, Pablo Iglesias. Al final, se ha impuesto, como él quería, la "mayoría de legislatura", conformada por partidos que sólo tienen una cosa en común: acabar con el consenso que dio lugar a la Constitución del 78.
Como se ha podido comprobar en las últimas semanas, el apoyo de estos partidos a los Presupuestos se ha negociado poniendo sobre la mesa temas que no tenían que ver con las cuentas, como las cesiones sobre el castellano en la nueva ley de Educación. Tampoco es casual que, como hoy publica en este diario Mikel Segovia, el 40% de los traslados de presos de ETA se haya producido durante la negociación presupuestaria.
¿Qué pensarán los votantes socialistas cuando hayan visto que el 90% de Bildu, brazo político de ETA, ha decidido apoyar el presupuesto de Sánchez e Iglesias?
Las cuentas que se van a aprobar, como ya hemos comentado, son poco creíbles. Están teñidas de un optimismo infundado sobre la evolución de los ingresos y estiman un déficit público que, aun siendo muy elevado, se queda corto según opinión de la mayoría de los analistas y de la propia Comisión Europea. Pero eso parece que no le importa a nadie. Cada uno de los partidos que han decidido votar "sí" sólo se ha preocupado de arrancarle todo lo que han podido a un Gobierno débil y necesitado de arañar votos de un lado y de otro.
Por eso era incomprensible que Ciudadanos siguiera empeñado en marear la perdiz sentado a la mesa de negociación con el Gobierno bajo la excusa de la "utilidad". Estos presupuestos sólo son útiles para una cosa, para que Sánchez se garantice la permanencia en Moncloa.
El argumento que dio Arrimadas en su comparecencia ante los medios para la ruptura es que "Sánchez ha optado" por los partidos radicales. Eso es una obviedad, algo que se veía venir a la legua.
El presidente no ha optado por ERC y Bildu por ideología, no. Lo dijo claramente el pasado domingo en su comparecencia televisada: "A mí las únicas siglas que me preocupan son PGE". Probablemente a él le hubiera gustado que Ciudadanos le hubiese dado sus votos, pero lo que ha quedado demostrado estas semanas es que Sánchez es rehén de su pacto con Podemos. Tiene que tragar con lo que exija Iglesias, que tiene la sartén por el mango en forma de 35 votos con los que puede hacer caer al Gobierno si rompe la coalición.
Pero todo en la vida tiene un coste. El triunfo de Sánchez en la negociación de una mayoría parlamentaria para aprobar los Presupuestos es la evidencia de su fracaso político.
¿Qué les habrá parecido a miles y miles de votantes socialistas que más del 90% de los militantes de Bildu, brazo político de ETA, haya decidido que con Sánchez e Iglesias "sí"? ¿Qué pensarán esos mismos votantes de la retirada del apoyo de Ciudadanos? ¿Qué dirán tras las contundentes palabras de González, quien confesó su sensación de "orfandad" respecto al liderazgo de Sánchez en el PSOE?
Es verdad que queda mucho tiempo para que se celebren elecciones generales y que la memoria es débil. Pero hay decisiones que marcan una etapa, tanto en la vida como en la política. Y la opción de Sánchez de orillar al ala moderada de su partido, de olvidarse de que España se gobierna desde el centro, de acercarse tanto a los independentistas y a los que aplaudieron los asesinatos de los propios dirigentes socialistas, no le va a salir gratis. La mayoría de los votantes socialistas cree en la democracia y es decente. Al menos eso creo y espero.
Con una mayoría aplastante (91,5%), la militancia de Bildu aprobó el jueves que sus 5 diputados "voten a favor de los PGE del Gobierno PSOE-Podemos".
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