Entre “black friday” y “cyber monday” nos hemos dejado un dinero. Prácticas de inglés aparte, estamos importando costumbres que siempre acaban en gasto. Que sí, que eso es bueno para la economía, aunque la pega es que sean jornadas de importación y que no se trate de dar respuesta a una pulsión natural y constante. Eso ayudaría mucho más. Nadie puede decir a estas alturas que no sabe cómo se dice lunes o viernes en inglés.
Hay más canciones que hacen referencia a los días de la semana de lo que podría parecer. Desde Ruby Tuesday de los Rolling Stones hasta Wednesday Morning, 3, A.M. de Simon & Garfunkel o Friday I’m in Love de The Cure. Una de mis favoritas sería Manic Monday de The Bangles, aunque para hablar de lunes siempre reinará, con permiso del Monday, monday de The Mamas & The Papas un temazo llamado I Don't Like Mondays de The Boomtown Rats.
Esta sí podría ser una excelente aportación a nuestra lista, para que el lector se la ponga esos lunes grises de otoño o invierno, o en cualquier otro momento en el que sienta que debe cumplir una obligación nada hedonista.
Dime por qué
no me gustan los lunes.
Quiero cerrar el día entero,
y echar el cerrojo
Ahora menos, pero durante bastante tiempo este tema era referencia obligada cada vez que se hablaba de los lunes. Su ritmo cambiante, su orquestación, sus armonías y sus parsimonias, hicieron que ese tema se convirtiera en todo un número uno de su época. Tanto es así que de las “ratas del Boomtown” nunca más se supo. Pero sí de Bob Geldof, su creador.
Cuando conocí a este hombre para una entrevista en directo en la radio me dio la impresión de que es altísimo. Y bastante tranquilo. Quizá demasiado para ser una estrella del rock. Si bien es cierto que no se ha visto al creador de Live Aid mover el cuerpo como lo hizo Mercury en aquel escenario histórico de 1985, sus movimientos no pasaron inadvertidos en el mundo cuando cantó esta canción en el funeral del propio Freddy.
Hablamos de un ser nacido con el don de la genialidad y nombrado Caballero de la Excelentísima Orden del Imperio Británico por su contribución a los aspectos benéficos de la cultura y la música. Todavía no habían llegado los locos años 80 cuando se peinó al estilo de la época que vendría, como si se hubiera electrocutado, y se juntó con unos cuantos músicos muy versátiles y talentosos para crear su único éxito.
Al “Sir” en cuestión se le puede ver la gran obra musical y cinematográfica The Wall de Pink Floyd, haciendo de un rebelde Pink (valga la redundancia) o en tantos y tantos eventos benéficos que no cabrían aquí. Robert Frederick Zenon Geldof ha sido uno de los más reconocidos desconocidos de la música por parte del público español. Golpeado hace bien poco por el Destino al llevarse a su también célebre hija Peaches, hace bastante que no se asoma al candelero si no es para luchar por un mundo más justo.
Quizá uno que nos perdone los lunes.
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