Sánchez se ha convertido en espejo de tanto mirarse en los espejos y se ha convertido en botones de tanto salir de sus cochazos. No es ya que se esconda o que no le veamos, sino que, aun en la familiaridad, no le prestamos atención, como a un actor español. De tanto sacudirse el bicho como arena de su cuerpo bronceado, Sánchez ha conseguido ser irrelevante para lo que importa, para lo que nos preocupa, sea este nevadón en el que nevaron estatuas enteras o sea el virus que se vuelve a cachondear de los allegados del Gobierno. Quiero decir que cuando pasa algo ya sólo esperamos a ver qué dicen Illa, Simón, Ábalos, Marlaska, Margarita Robles, Ayuso, e incluso María Jesús Montero, que es como esperar a ver qué dice María Jiménez. Sánchez no ha delegado en las autonomías, sino en un montón de secundarios como de Aída.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Los claroscuros de la duquesa roja: lesbiana y cercana a ETA
- 2 La España nuclear enfila el apagón: 60 pueblos sin reactor ni futuro
- 3 Muface: las novedades del contrato que ultima el Gobierno
- 4 Sánchez, ridículo imborrable
- 5 Las revelaciones sobre el Fiscal General revolucionan a Ayuso
- 6 Imane Khelif contra el odio: “Represento a las mujeres del mundo”
- 7 Podemos allana el camino para el regreso de Irene Montero
- 8 Viajeros de un tren de Renfe rompen la ventanilla por humo
- 9 Los mejores disfraces caseros para Halloween 2023: 'hazlo tú mismo'