El primer infectado detectado aquí fue un señor guiri, de los que se infectan con el sol, con las gambas, con la ensaladilla de abrevadero de los chiringuitos, o sea que parecía hasta normal verlo en el balcón del hotel con un postillón de luz colorada en la cara y un malestar moderado, como si sólo tuviera su resaca extranjera y merecida de sangría o de licor de lagarto. Únicamente la mascarilla que llevaba, aquella cosa que sólo veíamos en los quirófanos y en las películas, nos aportaba un repelús desconocido. Ha hecho un año de aquello, de aquel señor casi zoológico y de aquel virus que parecía piscinero como un hongo de los pies. Ahora, el simple desenfado en esta descripción nos duele. Ha cambiado todo. O casi todo. En realidad, los políticos y los responsables siguen haciendo lo mismo: negar y aplazar. Y los más incompetentes incluso son aprovechados como triunfitos pandémicos para la politiquilla regional o para esa iconografía pop que en España no ha mejorado desde Naranjito.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 La Fundación Franco, al contraataque: “Hacemos apología del franquismo"
- 2 La filtración del correo de MAR no evitará el delito de García Ortiz
- 3 Bad Bunny saca un disco antiimperialista con referencias a España
- 4 ¿Pueden recuperarse los mensajes borrados del fiscal general?
- 5 Franco y la recuperación de la autoestima
- 6 87 intelectuales, contra Sánchez por los actos de Franco
- 7 La estrategia de Movistar, Orange y Vodafone para frenar a Digi
- 8 Elon Musk, ultra o niño de teta
- 9 Los usuarios de Movistar, Orange y Vodafone podrían ahorrar un 75% cambiando a un operador 'low cost'