El Ministerio de Igualdad ya era una casita de chocolate, una fiesta de almohadas, un té de muñecas, una siesta de señoritas en pololos como las de Escarlata O’Hara. En el Ministerio de Igualdad, lo recordarán, a Irene Montero le montan cumpleaños como los de Winnie the Pooh, los subordinados le traen tartas con arcoíris, le cantan alrededor de una trona tan oficial como el coche oficial o el sueldo oficial, y le cepillan el pelo que le cae por los torreones. O sea, que el ministerio ya le hace de niñera a Montero, con lo que eso de que pueda tener a una alta asesora ministerial para cuidarle a los churumbeles a uno le parecería poca novedad. El ministerio es apenas eso, apenas tiene eso, apenas suena, al agitarlo, a tupper baby, a regalo de amigo invisible, a costurerito de boda, a suspiro de tarde de hacerse trenzas. O sea, que qué va a hacer un alto asesor sino cogerle un alto moño a la ministra o a su bebé. Es eso o recortar unicornios.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Las 10 mejores pastas de dientes blanqueadoras del 2024
- 2 JJOO: Argentina pierde tras una decisión del VAR 2 horas después
- 3 Convocatoria oficial de la Selección Española de fútbol para los Juegos Olímpicos de París 2024
- 4 Quién es RoRo, la 'influencer' más polémica del momento
- 5 Mohamed VI: Radiografía de 25 años de reinado en Marruecos
- 6 Serlachius, la familia que 'compró' con papel higiénico la colección de arte más importante de los países nórdicos
- 7 El VIX, índice del miedo, recobra la calma tras el adiós de Biden
- 8 Las mil caras de Napoleón, el hombre que odió a Francia y sólo amó a su madre
- 9 Azealia Banks contra Kamala: "Borracha", "farsante" e "inculta"