Los independentistas vuelven a llamar a la unidad, como si vinieran de otra cosa, como si no hubieran estado gobernando o desgobernando desde 2017 el caos catalán, las instituciones como palomares llenos de argollas amarillas, las calles con las caras de los presos como sudarios de cristos gitanos, las escalinatas del martirio y la propaganda como escalinatas de Odesa. Parecen felices de estar donde estaban, en el bucle melancólico, en el luto lascivo, en el negocio familiar de vender el paraíso que siempre se retrasa. No va a cambiar nada, ni en Cataluña ni en la Moncloa. Sólo cambia que Sánchez está más cerca de acabar con PP y Cs y de quedarse solo en su colchón de Lorenzo Lamas.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Convocatoria oficial de la Selección Española de fútbol para los Juegos Olímpicos de París 2024
- 2 La caza sin cuartel de Mohamed Deif, el jefe militar de Hamás que sobrevivió a siete ataques
- 3 Puente medió con Marruecos para que Alsa cobrase una deuda
- 4 El Servicio Secreto reconoce que el atentado a Trump es su "mayor fallo" en décadas
- 5 De la amistad al resentimiento: así se degradó la relación entre Obama y Biden
- 6 El PSOE denuncia el "montaje" contra Sánchez "para beneficio del PP" y anuncia que la citación judicial será recurrida
- 7 La Sierra de Guadarrama: el hogar del buitre negro
- 8 Jyväskylä, la Atenas finlandesa que Alvar Aalto convirtió en cuna de la arquitectura moderna
- 9 El informe de la Complutense pone a Begoña Gómez contra las cuerdas