Cuando en la Transición algunos corrimos delante de los grises, vimos energúmenos rompiendo mobiliario urbano, violentos lanzando cócteles molotov, pero nunca simples rateros que al grito de ¡Libertad! vaciaban el escaparate de Nike o Louis Vuitton. ¿Quiénes son estos ladrones antisistema que no saben ni quien es Hasél? Son los violentos de siempre, que nunca tuvieron tanto apoyo político como ahora.
Cuando en los 80 el Cojo Manteca rompía con su muleta los carteles del Banco de España y era portada del Herald Tribune, le detenían y pasaba unos días en prisión, igual que cuando el 1987 insultó a la Virgen en su basílica de Sevilla. Hoy las calles de nuestro país serían el paraíso para el Cojo Manteca. Mossos antidisturbios a los que no dejan salir de los cuarteles para no dar “mala imagen” y repetir las escenas de la Guardia Civil el 1 de octubre. Policías Nacionales hartos de detener casi a diario a los mismos violentos y que, tras una noche en el calabozo, vuelven a sus casas, sin ingreso en prisión ni medidas cautelares. Y a esto sumamos lo nunca visto, alcaldes como Colau y Ribó que en Barcelona y Valencia ponen el foco en la violencia policial, porque la otra es de “los suyos”.
En este paraíso para el Cojo Manteca, algunos ministros y vicepresidentes apoyan explícitamente a los violentos y los intelectuales de siempre se enfundan la bandera progresista para firmar un manifiesto de apoyo al agresor y contra sus víctimas. Almodóvar, Serrat, Aitana Sánchez Gijón, los Bardem…defendiendo al violento. Solo su falta de información o las prisas en firmar un manifiesto que no leyeron, les puede llevar a cometer tal error. El mismo que ha cometido Amnistía Internacional lanzando la campaña “rapear no es un delito” y defendiendo a un sociópata que lleva tatuado en su piel un kalashnikov.
En la era de la información hay que saber poco y mal para defender a este personaje que además dice ser portavoz de la lucha obrera
En Madrid los pequeños grupos antisistema, mal llamados antifascistas, porque la actitud más fascista es la que ellos practican, son entre otros estos: Izquierda Castellana, un grupo de Valladolid muy amigo de ETA, los Bukaneros, radicales seguidores del Rayo Vallecano, las brigadas Antifascistas, los Skin Head Sharp y los Rasch, organizados todos ellos a nivel nacional por el Movimiento anti represivo de Madrid que nació hace tres años con la huida a Bélgica de Valtònic y donde caben todos los violentos, además de anarquistas e independentistas. Uno de sus líderes, Marco Fernández viene del movimiento anti desahucios, como Ada Colau. A ellos se unen los que encontramos en todas las salsas como el Sindicato de Estudiantes o buena parte de los Bomberos de la Generalitat. Bomberos pidiendo la libertad de un incendiario como Hasél. En la era de la información hay que saber poco y mal para defender a este personaje que además dice ser portavoz de la lucha obrera, cuando jamás perteneció a este colectivo. Como sabemos Pablo Rivadulla es el hijo de un rico empresario de Lleida y nieto de un militar franquista de fronteras. Los hijos de los obreros son los policías que resultan heridos como consecuencia de sus proclamas.
Las Unidades de Intervención Policial están cansadas y los Mossos se plantean convocar una huelga de celo, una baja laboral colectiva, para evitar ser masacrados cada noche ante los bárbaros, sin tener los medios ni el personal disponibles para defenderse. En Catalunya ya son 80 los Mossos heridos, en toda España más de 200 Policías Nacionales, Municipales, Mossos o Ertzaina han resultado heridos, algunos de gravedad. Han sufrido lanzamiento de adoquines contra sus cabezas, disparos con ballestas armadas con arpones de cinco puntas, incluso lanzamiento de patinetes eléctricos. Uno de estos cuerpos de seguridad me decía esta semana “es que van a matarnos”, y me contaba cómo intentaron abrir el furgón policial para lanzar dentro un artefacto incendiario. Parece inevitable que algo más grave y sin remedio suceda. Una joven de 19 años ya ha perdido un ojo, según cuenta la amiga que la acompañaba, se encontraba lanzando objetos a los Policías que custodiaban la comisaría de Vía Layetana cuando lo que podría ser una bola de foam le impactó sin remedio.
Hay intereses nacionales e internacionales para que las algaradas continúen. Dentro de nuestro país, Podemos busca recuperar su electorado perdido, que se olviden sus divisiones internas, los malos resultados electorales, incluso el chalet de Galapagar. Fuera de nuestras fronteras el presidente de Méjico y el dictador de Venezuela, se apresuraron a criticar la falta de libertad de expresión en España, mientras seguro que Putin sigue manejando los hilos para destruir poco a poco el estado del bienestar del que hemos gozado en Europa estos últimos años.
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