Se les llama “One Hit Wonders” en el argot de la radio musical. Se trata de artistas que son reconocidos pero por la simbólica cifra de un solo éxito. Pero vaya éxito. En este caso nos tendríamos que ir de excursión a 1975 y en el mítico estudio más importante de la Historia de la Música: Abbey Road. A los mandos, un tal Alan Parsons, nada menos. Y frente al micrófono, alguien no precisamente famoso llamado Alastair Ian Stewart, o Al Stewart, como aparece en ese disco que seguramente sigue reposando en miles de estanterías.
No es precisamente una canción corta. De hecho, el propio genio Parsons tuvo que hacer una edición especial para que cupiese en aquellos pequeños discos de 45 revoluciones por minuto. Su versión completa, la que traemos hoy, que es una delicia para los oídos, sobrepasa los seis minutos. Y esto ocurre por algo precioso que les suele pasar a los músicos. Que se entusiasman. Cuando una canción les motiva, no pueden evitar darle vida a su instrumento como prolongación de sí mismos en rondas y rondas de 8,16, o incluso 32 compases de variaciones sobre los acordes. Esta pieza incluye pasajes en los que los diferentes instrumentistas se van turnando para aportar lo mejor de sí mismos. Cómo no.
Se les llama “One Hit Wonders” en el argot de la radio musical. Se trata de artistas que son reconocidos pero por la simbólica cifra de un solo éxito
Me atreveré a destacar, entre ellos, a alguien también muy poco conocido, pero no por ello menos talentoso llamado Peter White. Este excelente músico, hermano del creador de Matt Bianco y muy dueño de su querida guitarra, ha deleitado a los amantes del estilo Smooth jazz con piezas que recomendaría, y recomiendo. Promenade, o Caravan of dreams bien podrían sonar en un ascensor, en la consulta del dentista o en el hilo musical de una línea aérea, siempre para calmar nuestros últimamente muy agitados corazones. Por cierto, lo de la aerolínea es real, y se llama Starlux Airlines. Pues el guitarrista del Year Of The Cat le ha puesto la banda sonora a sus aviones. Imposible no recordar su intervención en la canción que hoy traigo.
Volviendo al éxito de hoy, el origen de la pieza no deja de ser otra muestra de goce y deleite de músicos: se creó en las notas que el teclista Peter Wood, al azar, tocaba en cada prueba de sonido. Un día, fue el propio cantante quien le dijo: “¿Puedo escribirle una letra a eso que tocas?” y así se creó el hito más importante de su carrera. Cosas de artistas. También fue muy casual la inspiración para el título: un libro de astrología vietnamita que la novia del “one hit wonder” tenía por su casa. Efectivamente, en esa desconocida mancia, 1975 fue el año del gato. Volverá a serlo en 2023, cuando dicen que, casi con toda seguridad, dejaremos de llevar mascarillas. A ver si ya para entonces nos vemos los bigotes.
Ahora que hace poco los chinos celebraron su año nuevo, el del buey, colguemos de nuestras orejas un diamante musical setentero precioso como este. Nos ayudará a recordar que el tiempo pasa, como dice el tema central de la película en la que se inspira la letra: Casablanca. Sí. As time goes by, mister Stewart.
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