Sánchez e Iglesias ni se cruzaron en el Senado, cámara por la que pasan los dos como Echenique ante el Rey, entre la desgana y el repostaje. Yo creo que tendrían que haber comparecido de la mano, ellos que son como carne matrimonial. Lo que nos vaya a pasar ahora en el país es básicamente lo que les pase a ellos, matrimonio aciago, tonante y wagneriano que decide nuestros destinos, así que separar sus comparecencias era como separar al Dúo Dinámico o a Los Pecos para una entrevista. La pareja se espació mucho, con una distancia alegórica, y el Senado, que parece una cocina recién montada, lo hizo más frío aún. Ellos, creo, lo agradecieron. Durante sus discursos iban a demostrar mucha más proximidad y al menos así les quedaba esa lejanía de western que siempre deja el ujier.
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