Luis Bárcenas declaró ayer ante el juez García Castellón por el llamado 'caso Púnica', que trata de la presunta financiación irregular del PP de Madrid.
Bárcenas, decidido ahora, según dice, a colaborar con la Justicia, afirmó que en una fecha indeterminada entre 2007 y 2008 entregó personalmente, acompañado de su jefe, el entonces tesorero del PP, Álvaro Lapuerta, un sobre con 60.000 euros a la presidenta del PP de Madrid Esperanza Aguirre. El dinero, según su versión, se lo había entregado minutos antes en el despacho de Lapuerta el empresario Luis Gálvez, propietario de la empresa Ploder.
Un par de horas después de que se conociera la bomba informativa, la ex presidenta de la Comunidad de Madrid anunció la presentación de una querella criminal contra Bárcenas por falso testimonio. "Nunca, jamás, en ningún momento, recibí entrega de dinero alguna por parte del Sr. Bárcenas ni del Sr. Lapuerta", afirma Aguirre en una nota.
¿A quién creer?
La acusación de Bárcenas no incorporó ayer ninguna prueba. El fiscal no se anduvo por las ramas: "¿Tiene alguna corroboración que pueda dar algo de credibilidad a su palabra?". A lo que el ex tesorero respondió no tenía pruebas: "Mi palabra vale como la de cualquier otro testigo". Un argumento débil. Un hombre que ha cambiado tantas veces de versión no parece de fiar.
El ex tesorero no aportó ninguna prueba. Su promesa de "tirar de la manta" se reduce a acusaciones que se sustentan tan sólo en su palabra
Hay otros elementos que invitan a dudar de su revelación. El empresario Gálvez, que, por cierto, ya declaró en sede judicial que no conoce ni a Bárcenas ni a Lapuerta, y que nunca llevó dinero a la sede del PP, sin embargo, según la versión del extesorero, quería que el dinero que tuvo a bien entregarles llegara a manos de Esperanza Aguirre. Aparentemente, porque Ploter había construido uno de los hospitales que había impulsado la Comunidad de Madrid.
Aguirre tenía su despacho en la planta primera de Génova, 13. Bárcenas y Lapuerta recibieron, supuestamente, a Gálvez en la planta sexta. El empresario podía haber entregado directamente el dinero a la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid y haberse ahorrado subir cinco pisos y la entrevista inútil con el tesorero y el gerente del partido. Es más, según Bárcenas, ese mismo día y a esa misma hora, estaban presentes junto a Aguirre el secretario general del partido en Madrid, Francisco Granados y el gerente del partido en la Comunidad, Beltrán Gutiérrez ¡Qué oportunidad perdida por el empresario para compadrear con la plana mayor del partido en la Comunidad al que quería precisamente agasajar con su óbolo!
Por aquellas fechas la regulación de la financiación de los partidos políticos permitía las donaciones anónimas de hasta 60.000 euros. De tal forma que Gálvez podía haber hecho entrega del dinero a Aguirre o a quien fuera abiertamente y sin estar cometiendo ningún delito.
Según Bárcenas, la entrega de dinero en efectivo se hacía para soslayar la limitación del gasto en campañas electorales y ha dicho que el PP de Madrid se sobrefinanció con 300.000 o 400.000 euros durante tres campañas seguidas ¿Pruebas? Ninguna. Tan sólo su palabra.
Por último, parece extraño que Bárcenas entregara de buen grado dinero al PP de Madrid cuando, por aquel entonces, el partido en la Comunidad y el de Génova andaban a tortas por arrebatarse la financiación empresarial para sus campañas. Había, de hecho, una guerra abierta que causó algunos sonoros encontronazos entre Lapuerta y Granados en el despacho del ex tesorero fallecido recientemente.
Pongámonos en situación. En junio de 2008 se celebró el Congreso de Valencia en el que Esperanza Aguirre estuvo a punto de presentar una candidatura alternativa a la de Mariano Rajoy. Fue el apoyo del PP de Francisco Camps el que salvó a Rajoy de una posible derrota en aquel Congreso. Parece muy raro que Génova desviara financiación proveniente de empresarios al PP de Madrid cuando el enfrentamiento era ya público y notorio.
Dudo que la declaración de Bárcenas tenga algún efecto de tipo penal. Pero lo que sí consiguió ayer fue llevarse los titulares de casi todos los medios. De nuevo, como ya ocurrió hace unas semanas cuando declaró en el juicio por la reforma del edificio de Génova, 13, su promesa de "tirar de la manta" ha quedado en nada.
Pero, ahora bien, para que no decaiga, volvió a amenazar: "Tengo reservadas tres cajas, que las tienen otra persona, con documentación sobre las campañas del PP". Ha prometido entregar la documentación en la pieza sobre los llamados Papeles de Bárcenas, que instruye el juez Pedráz.
Las amenazas de Bárcenas comienzan a ser patéticas. Pero hay que felicitarle: la Junta de Tratamiento de Soto del Real ha propuesto que se le conceda un permiso de doce días. La estrategia de su abogado parece que da resultado.
Luis Bárcenas declaró ayer ante el juez García Castellón por el llamado 'caso Púnica', que trata de la presunta financiación irregular del PP de Madrid.
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