Pedro Sánchez envía a candidatos sosos o gregorianos, a gente que parece un juez de paz del Oeste, como Illa, o un farero escandinavo, como Gabilondo. La diferencia es que con Illa buscaba un efecto, colocar en la cruzada catalana una especie de mueble de confesionario, reconfortante y acogedor, que absolviera a los equidistantes y a los tibios. Gabilondo, sin embargo, ya estaba allí, como un viejo montañés con su cazo. Sánchez es cierto que brilla más rodeado de ministros cerúleos o candidatos capuchinos, porque le hacen parecer un dios de fresco grecolatino entre escribas, coperos y siervas de Apolo. Pero Gabilondo no fue una elección ni una estrategia, sino el primer triunfo de Ayuso. Ayuso ha sido la única que ha descolocado a Sánchez, y en esto incluyo obligarlo a combatir por la plaza simbólica de toda la política española (eso es Madrid ahora) con un busto complutense o un revisor de la Renfe por candidato.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 El Independiente | El diario digital global en español
- 2 Los inquilinos podrán quedarse en la casa de alquiler sin renovar
- 3 Pérez de los Cobos renuncia a que el TS degrade a tres generales
- 4 Liam Payne no tomó crack o cocaína rosa
- 5 El Cigala: “Nunca le he puesto una mano encima a ninguna mujer”
- 6 Quién es Elisa Mouliaá, la actriz que denuncia a Errejón
- 7 ¿Qué pasa si Trump es condenado a la cárcel?
- 8 Las 6 mejores multivitaminas para mujeres en 2024
- 9 Ultras del Maccabi en Amsterdam: de boicotear silencio por Valencia a "muerte a los árabes"