Madrid lo ha cambiado todo y hasta a Susana Díaz la vemos crecida, ella que ya era la muerte política misma, folclorizada en vivos colores trianeros o mexicanos. Cuando Sánchez le ganó a Susana las primarias, él era el mártir, venía apaleado y manteado por el aparato como por doñas y maeses crueles y cervantinos, igual que un cristobita. Sobre todo fuera de Andalucía, no gustó esa imagen de un PSOE como el rodillo de amasar particular de Susana, y Sánchez se convirtió en el candidato del militante frente a ese feo aparataje de poder y tirones de pelo. Pero ahora el rodillo es el sanchismo, que se ha revelado como una máquina de marketing y estribillos de radio de topolino que atropella a la tradicional y sentimental jerarquía territorial del partido. Hasta a los viejitos se lleva por delante (Nicolás Redondo, Leguina o el pobre Gabilondo). Es como si Sánchez estuviera pegando al padre e incendiando la casa. Y eso tampoco gusta.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Las siete casas que acorralan a Ábalos un año después del inicio del 'caso Koldo'
- 2 Trump se la juega a Jordania: “Es una declaración de guerra”
- 3 Avance semanal de 'La Promesa' del 24 al 28 de febrero
- 4 Telefónica no cedió a la presión de Sánchez para defender la causa de Begoña Gómez
- 5 La larga lista de falsos infiltrados que ETA asesinó
- 6 Los 'Golfos de América'
- 7 Los conservadores alemanes ganan elecciones y AfD logra récord
- 8 Raúl Verdú, PLD: "Somos mejores que SpaceX en algunas cosas"
- 9 'El Ministerio del Tiempo' cumple diez años: todos sus secretos