Rendirse no es una opción. Ni siquiera para Dylan.
Vivimos en una cultura del bienestar que no deja espacio para tomar como natural que a veces no estemos bien. Yo, que tanto curso de mejoramiento personal habré recibido (e incluso impartido) me he tenido que topar con una enorme verdad: no nos enseñan a aceptar el sufrimiento como parte natural de una vida plena. Estas generaciones “entre guerras” no hemos tenido que aceptar, hablando como grupo y cultura, que las cosas a veces no están bien, y punto. Dedicamos enormes cantidades de esfuerzos mentales o incluso materiales a lamentarnos y a huir del sufrimiento. Imagino a cientos de hormigas llevándose las patas a las antenas para lamentarse de que les han tapado el agujero, en vez de ponerse rápidamente a hacer otro. Sí, sentirse mal es algo muy humano.
De hecho, en el sufrimiento y su experiencia es donde muchos creadores consiguen el caldo de cultivo perfecto para expresar lo que sienten. Seres como Robert Allen Zimmerman, más conocido como Bob Dylan, que agarró unos cuantos papeles y se puso a “vomitar” (en sus propias palabras) todo lo mal que se sentía tras una gira que le derrotó. No le gustó ni la crítica, ni la reacción del público, ni siquiera su propio papel. Esa serie de conciertos por el Reino Unido, de forma casi premonitoria, se llegó a llamar “Don’t look back” (no mires atrás)
How does it feel?
How does it feel to be without a home
Like a complete unknown
Like a rolling stone
¿Cómo se siente?
Cómo sienta estar sin un hogar,
como una completa desconocida,
como una piedra que rueda
La expresión Rolling Stone, que tanto ha dado de sí, habla de esa suerte de cantos rodados que aparecen en mitad del camino y caen dando tumbos, como víctimas de la fuerza de gravedad, de forma totalmente aleatoria. Algo así como casos perdidos sin control sobre su propio devenir. Una actitud muy propia del Rock. La expresión en cuestión ha dado para una gran banda y hasta para esa gran revista musical, que, por cierto, hizo número uno en su lista de las canciones más importantes de la Historia, esta que hoy aportamos a nuestra playlist.
La discográfica tuvo la ceguera habitual y las radios no querían tener al que luego sería Premio Nobel, sonando seis eternos minutos en antena
Tal día como hoy, allá por 1965, se iniciaron las grabaciones de este histórico éxito, que lo fue a pesar de que nadie quería publicarlo. La discográfica tuvo la ceguera habitual y las radios no querían tener al que luego sería Premio Nobel, sonando seis eternos minutos en antena, el doble de lo habitual. En una época en la que los DJs eran auténticos “influencers” desde la recién nacida FM, consiguieron colarse estos versos en las ondas de radio hasta que, una vez más, unos y otros tuvieron que reconocer su error. Aquí en España tampoco lo petó, claro. Bastante se llenaban las programaciones ya con Mari Trini, Los Payos o Karina.
Por poco no se queda en algún cajón una de esas canciones que encumbran a un poeta que encontró salida creativa a uno de esos momentos en los que, siguiendo lo que nos dicta nuestra cultura occidental, mandaríamos todo a paseo.
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