La oficina del español, así de primeras, a lo que suena es a que le han reconocido por fin estatus administrativo o diplomático al bar de la esquina de siempre, con su partido, su tragaperras y su horario sindicado. El bar como oficina del españolito, eso es lo que piensa uno, que Ayuso se ha inventado una oficina del ser español, ella que es manola, maja, jamonera, cervecera y zarzuelera, y la ha situado en alguno de esos bares de huevos fritos como lunares flamencos y de máquina de café que recuerda a despedida de soldado en el tren. Pero yo creo que la idea de Ayuso es aún más española. Ayuso ha inventado para Toni Cantó el chiringuito redoblado y sublime, o sea el chiringuito que afirma desde su nombre la españolidad pura y excelsa del propio enchufe. La oficina del ser español no es un bar con lotería o con Perico Delgado, la oficina del ser español es el enchufe y así nos lo ha establecido Ayuso, ella que es españolísima como una aceituna rellena.
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