Este lunes se reúne la Comisión Bilateral Gobierno/Generalitat, un instrumento exigido por el independentismo para tratar cuestiones prácticas que permite a Cataluña exhibir un trato diferencial respecto al resto de autonomías. En la nueva concepción del Estado que pretende introducir el PSOE, esta sería una demostración de la "España multinivel". Por supuesto, Cataluña pertenece al primer nivel, el nivel VIP.
El hecho de que Pere Aragonés rechazara la invitación a asistir a la Conferencia de Presidentes celebrada el pasado viernes en Salamanca le permite evidenciar ante el votante independentista que Cataluña es diferente y no va a aceptar que se la trate como a cualquier autonomía.
Las comunidades gobernadas por el PP consideran la Comisión Bilateral como una cesión humillante por parte del Gobierno. Las que tienen gobiernos socialistas no dicen nada al respecto, pero estarán al tanto de las cesiones que se hagan en ese foro para reclamar algo parecido: nadie quiere quedarse atrás cuando se trata de repartir dinero. De ahí que tanto el presidente de Extremadura (Álvarez Vara), como el de Castilla La Mancha (García Page) hayan sido especialmente críticos con la ausencia de Aragonés en la Cumbre de Presidentes.
Pedro Sánchez y los republicanos de ERC van a utilizar la Comisión Bilateral para tratar de hacer política pegada al terreno. Mientras, dejan para la Mesa de Diálogo (que se reunirá durante la tercera semana de septiembre) hablar del programa máximo del independentismo: referéndum de autodeterminación, amnistía, etc. Es un enfoque práctico que interesa a ambos. Queda por ver hasta cuando JxC va a permitir que se estire el chicle sin obtener compromisos con fecha por parte del Gobierno en este foro, que es el que más interesa a Puigdemont y a la CUP.
Los indultos han permitido iniciar esta nueva etapa de relación entre el Gobierno y el independentismo catalán. Eran una condición sine qua non para ello. Pero, además, como paso previo a esta reunión, Sánchez ha perdonado a la Generalitat 1.482 millones de devoluciones pendientes al Estado. Eso ha llevado a la consejera de Presidencia del gobierno catalán, Laura Bilagrà, a hablar de "buenas sensaciones" entre ambos ejecutivos.
El Gobierno tiene cierto margen para hacer determinadas concesiones, como la gestión de becas, los MIR, e incluso el Ingreso Mínimo Vital. Esos acuerdos permitirán a Aragonés abonar la idea de que el diálogo está dando frutos y que la Generalitat, por fin, después de años de abandono, se está ocupando de cosas que tienen que ver con la vida de los ciudadanos. Mientras tanto, el Gobierno puede ratificar que no está cediendo en cuestiones esenciales. Esas cosas se tratarán en la Mesa de Diálogo cuyo ritmo será mucho más lento y que está destinada, como saben tanto Sánchez como Aragonés, al fracaso.
La Comisión Bilateral es en la que los dos presidentes esperan llegar a acuerdos. La otra, la llamada Mesa de Diálogo, está destinada al fracaso. Y ambos lo saben
Pero la política ahora está diseñada para el regate en corto. Si se avanza en la Comisión Bilateral, ello permitirá que ERC apoye los Presupuesto del Estado, mientras que si la CUP decide votar contra los Presupuestos de la Generalitat, ahí estará el PSC para echar una mano.
Como se ve, ambos ganan. Para el presidente del Gobierno, los Presupuestos de 2022 son los más importantes, ya que podría presentarse a las elecciones de 2023 con la prórroga de las cuentas del año anterior. Para Aragonés, lograr un amplio respaldo a sus Presupuestos tras haber logrado arrancarle al Gobierno alguno de los 56 traspasos que reclama será la prueba de que su gobierno, a diferencia de los de Torra y Puigdemont, sabe gestionar.
Como ya hemos explicado en estas páginas, el nuevo clima, que está basado en aislar poco a poco a Puigdemont (otro fin en el que coinciden Sánchez y ERC), está propiciado por la gran burguesía catalana, harta de años de experimentos tan alocados como frustrantes, que han llevado a Cataluña a perder tal vez para siempre el liderazgo de la economía española.
Los riesgos que tiene esta táctica son evidentes. Por un lado, el sentimiento de agravio del resto de autonomías, sobre todo las gobernadas por el PP. Por otro, la presión del sector más radical del independentismo, que no se piensa conformar con migajas y que quiere que antes de concluir esta legislatura Cataluña tenga ya una fecha para celebrar un referéndum de autodeterminación.
Recordemos que no se celebraba una reunión como esta desde hace tres años, cuando Torra montó un simulacro de recibimiento como si se tratara de una visita de estado. Este lunes se inicia otra etapa en la que Sánchez está seguro de poder domesticar al independentismo, aunque sólo sea por agotamiento del contrario. En todo caso, con lograr llegar hasta el final de la legislatura sin que se haya producido una vuelta a la unilateralidad, a él le bastará.
Este lunes se reúne la Comisión Bilateral Gobierno/Generalitat, un instrumento exigido por el independentismo para tratar cuestiones prácticas que permite a Cataluña exhibir un trato diferencial respecto al resto de autonomías. En la nueva concepción del Estado que pretende introducir el PSOE, esta sería una demostración de la "España multinivel". Por supuesto, Cataluña pertenece al primer nivel, el nivel VIP.
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