Amer es un pueblo de poco más de 2.000 habitantes enclavado entre bosques frondosos en las montañas de Girona. Como la mayoría de los pueblos de montaña catalanes, se declaró “soberano y no sometido al Estado español” a finales del 2019, decidieron gobernarse por un supuesto Consejo de la República. Todo fue simbólico, como la independencia catalana. A media hora de Amer, en Olot, nació Joan Nogareda justo antes de que estallara la Guerra Civil. Era el “hereu” de tierras y negocios, como los laboratorios Hipra, fundados en Madrid en el verano de 1954 y trasladados a Amer en 1973.
En esos años Carles Puigdemont tenía once años y era conocido en el pueblo como el hijo del pastelero, aunque él tenía otra vocación secreta, que afloró cinco años después, el periodismo. Mientras el primero estudió Farmacia y Veterinaria en la Universidad de Madrid en los años difíciles del franquismo, el segundo, hijo del baby boom español, asistía a los mítines de Jordi Pujol siendo todavía menor de edad, acompañado de su tío, militante de Convergencia Democrática de Catalunya y alcalde del pueblo de Amer durante años. Le gustaba el periodismo, pero su futuro profesional lo vio en la política por lo que militó en las juventudes del partido de Pujol desde los 16 años.
Joan Nogareda tenía otros objetivos, cogió las riendas de los laboratorios Hipra en 1970 y les llevó a situarse en el sexto lugar en el mundo, en la élite de los laboratorios veterinarios en cuanto a vacunas animales. Hoy la empresa la dirige su hijo David acompañado por su hermana María del Mar, tienen dos fábricas, en Amer y en Brasil, y emplean en ellas a más de 2.000 personas con unos beneficios de 277 millones de euros anuales. Ellos han sido los primeros seleccionados por el Gobierno español para iniciar los ensayos con humanos de la primera vacuna española contra la Covid.
Muchos esperaban que lo fuese la del CSIC, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, cuya vacuna esta en marcha y ha demostrado 100% de eficacia en ratones, pero los investigadores Mariano Esteban y Juan Gª Arriaza siguen esperando que el Ministerio de Sanidad les de luz verde para probarla en humanos, por ahora se limitan a decir que “plantea dudas al Ministerio”.
Mientras la economía catalana sigue caminando hacia el suicidio, el independentismo se debate ante si esta vacuna es una vacuna catalana o española"
Las vidas de los Puigdemont y los Nogareda han tomado caminos muy distintos, mientras el ex presidente de la Generalitat sigue huido de la justicia y escondido en Waterloo librando su personal batalla contra el Gobierno español, el otro hijo de Amer, David Nogareda, recibe al presidente del Gobierno en las instalaciones de su fábrica y la ayuda estatal de 3 millones de euros para desarrollar la vacuna. Pedro Sánchez saca pecho por haber invertido 13 millones de euros en tener una vacuna propia, cuando para conseguir la de AstraZeneca el gobierno de Reino Unido y la Comisión Europea invirtieron más de 120 millones.
Dos hijos del mismo pueblo viviendo situaciones contradictorias y lo que es peor, mientras la economía catalana sigue caminando hacia el suicidio, el independentismo se debate ante si esta vacuna es una vacuna catalana o española. La identidad de quien la fabrica es la clave, no los millones de humanos que pueda curar. En este debate TV3 la calificó de “vacuna española” porque el Gobierno de Sánchez la aprobó y tras escucharlo, diputados de Junts x Cat amenazaron con cerrar TV3, que por cierto nos cuesta el doble que la investigación de una vacuna cada año.
La familia Nogareda-Estivill que ahora dirige Laboratorios Hipra actúa como tantas familias de empresarios catalanes, encendiendo una vela a Dios y otra al diablo. David Nogareda, que nunca ha hecho declaraciones públicas sobre política, forma parte de la FEMCAT, la patronal independentista creada en 2004, y en cuyo patronato están nombres tan “ilustres” como Jordi Cuixart, indultado por Sánchez. Mientras que la hermana de David, Mª del Mar Nogareda, es miembro activo del Patronato de la Fundación Princesa de Girona que preside la Infanta Leonor de Borbón.
En eso reside el éxito de las grandes empresas catalanas, crecieron con Franco, se hicieron internacionales con Pujol y ni el vecino Puigdemont con su independentismo puede destruirlas.
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