Aún nos estamos quitando la arena de la playa, y hasta los hay que siguen en ella, pero ya tenemos el regalo estrella del buen gusto musical en las próximas Navidades: el nuevo disco de The Beatles.
Sí, esa banda de Liverpool que a más de uno le sonará, y que sin los cuales no solamente la música, sino también la cultura que hemos heredado en nuestros días probablemente sería mucho más … insípida. A alguien también le sonará (y va a hacerlo mejor que nunca) esa musicalísima expresión que lleva en el título: Let It Be. Además de tratarse de un himno que hacía llorar a nuestro recordado Joaquín Luqui, el de la radio, y de esa canción en la que Paul recordaba un sueño vivido a sus 14 años, se trató de la pieza definitiva para que los “fabulosos cuatro” se despidieran de su afición. Fue el último disco que grabaron juntos.
Volvamos a 2009. EMI lanzó dos cajas diferentes, una mono y otra stereo con toda la discografía de la banda, remasterizada. Una buena oportunidad para vender discos físicos en un momento en el que ya no era fácil hacerlo, y a razón de unos 200 euros cada caja. Pues gracias a ese lanzamiento (y seguramente gracias también a ese precio) me pude encontrar en el mismísimo Studio One de Abbey Road, la cuna de esas grabaciones, charlando con uno de los ingenieros que realizó tan delicadas remezclas: Guy Massey (Ed Sheeran, Manic Street Preachers, entre otros). Un hombre que se llevó su Grammy por haberle dado al mundo el álbum llamado The Beatles (The Original Studio Recordings), un disco histórico, como reconoció la Academia.
He revisado las grabaciones de mi reporter de aquella visita y he encontrado algunas perlas de mi charla con Massey:
Pregunta.- ¿Las limitaciones técnicas de la época eran un problema para ellos?
Respuesta.- Al contrario, supieron sacar partido a todo lo que hubiera alrededor. Desde pasar la voz de Lennon por un altavoz de órgano Hammond hasta lanzar al aire trozos de cinta y pegarlos al azar para provocar efectos. A veces meterse demasiado en la tecnología te hace perder la perspectiva y tener que ingeniárselas es todo un estímulo. Ahora todo va mucho más fácil para los jóvenes con los plug-in y los presets que ya vienen de fábrica.
P.- Pero gracias a estos avances, vosotros, los ingenieros, podéis traer al presente aquellas grabaciones que se hacían aquí hace 50 años…
R.- Aunque la idea no es hacer que The Beatles suenen como sonaría ahora un grupo actual, cuando te enfrentas a las viejas bobinas y las digitalizas, al ver todo eso en la pantalla tienes que colocar cada instrumento en su sitio, en una posición en el espacio, con una presencia determinada en la mezcla y una ecualización. La primera vez que se pasaron a digital sus canciones para publicarlas en CD fue en 1985, y los equipos y estándares eran más limitados. Ahora manejamos equipos que escanean cada sonido 192.000 veces cada segundo, con una profundidad de 24 bits. Tuve que conectar un magnetofón Studer A80 a un convertidor Prism ADA-8XR para…
P.- Cuidado, que los de sonido en seguida empezáis con tecnicismos. Para entendernos, ese era el “escáner” que pasó a digital esas cintas, que imagino que estarán a buen recaudo.
R.- Bueno, yo no llevo esa parte, pero hay que tener en cuenta que hace unos años la policía detuvo a una banda internacional de ingleses y holandeses que tenía escondidas más de 500 maquetas en cassette de las primeras grabaciones de Beatles, sus tomas falsas, etc. Tenían un valor incalculable. Es un material muy interesante para algunos.
P.- Todos llegamos al trabajo y abrimos documentos en el ordenador. ¿Qué te viene a la cabeza cuando llegas al estudio, abres el proyecto que te toca en el tuyo, y estás trabajando con la voz de Paul McCartney, o con la guitarra de George Harrison, por ejemplo?
R.- Mi adolescencia. Crecí escuchándolos, y mi padre los iba a ver cuando tocaban en directo. Me llegué a obsesionar con la época de 1967 a 1970. Eran extraños, innovadores, experimentales. Los sonidos a veces parecían de otro mundo. Ringo Starr cambió los estándares para grabación de una batería, colocando los micros de otra forma diferente a la reglamentaria, gracias sobre todo a la complicidad de un joven ingeniero de sonido llamado Geoff Emerick que se atrevió a hacer realidad todo lo que pedían estos genios.
Crecí escuchándolos, y mi padre los iba a ver cuando tocaban en directo. Me llegué a obsesionar con la época de 1967 a 1970. Eran extraños, innovadores, experimentales"
GUY MASSEY
P.- ¿Te hubiera gustado grabarles tú?
R.- Mmm… son procesos diferentes. Yo he escuchado las piezas ya grabadas y conozco todos sus recovecos. Si ya siento responsabilidad mezclando de nuevo esas canciones, el peso de la Historia sería enorme si me encomiendan que sea yo quien grabe las originales. Ahora cuando procesamos, por ejemplo, el bajo de Penny Lane, que es perfecto, si detectamos que hubiera estado bien darle un toque de graves, se lo damos muy leve y respetuosamente. El resultado es al final la sensación que da, así que los nuevos masters se los ponemos a invitados como tú, gente que entendemos que tiene buen oído, para que nos digan cómo lo sienten con respecto al original.
P.- Dale al play.
Estábamos ya en la sala 7 de la catedral del pop. En el Studio One estaba a punto de entrar una orquesta entera para ponerse con la banda sonora de una de las recientes películas de Star Wars. Muy serio pero eficaz, el equipo de Abbey Road que nos acompañaba se aseguró de que yo había dejado de grabar. Lo que ocurrió después es inolvidable para cualquier amante de la música. Primero, los grandes temas, en su versión original. Tal cual. Y después, al cerrar los ojos, con una enorme presencia, envolviéndonos a todos con su sonido, estaban ellos tocando. Gran trabajo, este de restaurar obras de arte… sonoro.
12 años más tarde han sido otros no menos hábiles ingenieros, y en la misma sala, los que se han enfrentado a recobrar para un presente cruel en lo musical, la verdadera esencia de aquel álbum que salió en 1970 y sirvió para decir adiós a The Beatles. Por cierto, habrá que esperar al 15 de octubre para poder comprar el pack que incluye: el nuevo remix del álbum a cargo de los ingenieros Giles Martin y Sam Okell; dos discos enteros con ensayos, improvisaciones y esas tomas descartadas que tanto gustan a los curiosos; un disco de la primera mezcla de Glyn Johns del abortado álbum Get Back que se convirtió en Let It Be; un EP de remixes; y, sobre todo, un Blu-ray con mezclas de Martin y Okell en estéreo y envolvente de alta resolución (DTS-HD Master Audio 5.1 y Dolby Atmos). The Beatles como nunca habían sonado.
Aunque siempre hay quien cree que es mejor dejar como están las grabaciones originales, habría que recordar que la forma en la que escuchamos la música no es la misma. Si vas a poner una aguja en el plato de un “pickup” de la época, o, incluso peor, en un “comediscos” de los 70, mejor lo dejamos así. Pero ahora los sistemas de sonido de alta calidad son mucho más comunes. Vale, lo acabarás escuchando en un móvil, pero si llevas tus auriculares, notarás la diferencia. No es lo mismo. Es mejor.
Siempre he sentido gran admiración por el trabajo de estos profesionales, que no siempre respetamos y valoramos lo suficiente. El técnico de sonido, parapetado tras un cristal, normalmente no pasa a la historia. Y en muchos casos, debería.
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