Los talibán se nos aparecen en televisión como musulmanes fundamentalistas vestidos con túnicas, turbantes y largas barbas, ondeando una bandera blanca con textos religiosos. Cuando les vemos, no nos parecen ricos hombres de negocios que manejan miles de millones de dólares y sin embargo lo son. Tras ser derrocados en 2001 por el Ejército de los Estados Unidos se han vuelto más ricos y más poderosos que nunca. Jamás hubiesen podido retomar el poder en Afganistán por la fuerza, sin los millones que genera su ideología talibán.
Durante veinte años han controlado zonas estratégicas del país, como la frontera con Pakistán, la CIA conocía perfectamente que ese era el paso obligado para el comercio del opio, su principal fuente de financiación. El negocio de la droga jamás estuvo en peligro con la invasión norteamericana, Afganistán sigue siendo con diferencia el primer país del mundo en exportación de heroína. Los talibanes impusieron la “ushr”, un impuesto tras otro a la plantación, producción, recogida, transporte y comercialización de la droga desde Afganistán a Pakistán y de ahí al resto del mundo. Este negocio que les convierte en otra narco dictadura como Venezuela, les reporta más de 500 millones de dólares al año.
Los talibanes tienen otras fuentes de financiación, su tierra es rica en oro, piedras preciosas, cobre y zinc, y en especial en dos minerales entre los más buscados en el mundo, el litio y el cobalto, imprescindibles para la construcción de baterías de teléfonos móviles y de coches eléctricos. Las minas son explotadas de forma ilegal y exportado el material a través de contrabando, principalmente a China. Su frontera con el país ocupa solo 72 kilómetros de distancia pero genera centenares de millones al año.
También el chantaje y la extorsión son fuente de financiación, según la CIA, unos 160 millones de dólares al año los consiguen los talibanes de cobrar mordidas a industrias, negocios de todo tipo, incluso medios de comunicación, conductores que usan sus carreteras, comerciantes que hacen negocios en sus tierras… Obligan al pago de el “zakat” un impuesto religioso del 2,5% a las riquezas de cualquier ciudadano, supuestamente para donarlo a los más pobres, aunque los afganos siguen viviendo con menos de dos dólares al día.
Los talibanes viven en tiendas de campaña pero a la vez invierten en propiedades inmobiliarias en varios países del mundo como Dubái o Catar, con ello consiguen otros 80 millones de dólares de ingresos al año. Y también algunos gobiernos les han prestado ayuda económica directa, según la CIA lo ha hecho el gobierno de Rusia, Irán, Pakistán y Arabia Saudita. Financiación directa que el año pasado alcanzó los 500 millones de dólares. El resto de sus ingresos son donaciones de fundaciones opacas que financian el terrorismo en todo el mundo y que tiene registradas el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, cuesta creerlo pero estas organizaciones y algunos particulares, donaron a los talibanes el pasado año 240 millones de dólares.
Los talibanes viven en tiendas de campaña pero a la vez invierten en propiedades inmobiliarias en varios países del mundo como Dubái o Catar"
En total y según un estudio reciente de la OTAN, los talibanes ingresaron el año pasado 1.600 millones de dólares, y todavía no tenían el control de las principales ciudades del país ni de la capital.
Hasta ahora era Rusia quien les vendía armas a escondidas, pero tras la ocupación del país han heredado un arsenal que les regala Estados Unidos, más de 2.000 vehículos blindados, drones ScanEagle, gafas de visión nocturna, y lo que no tenían hasta hoy, una fuerza aérea. Los talibanes disponen ahora de 40 aeronaves que abandonaron los estadounidenses, entre ellas helicópteros combate Black Hawks y aviones de combate.
Todo este poder económico apoyado por países del Golfo Pérsico y del entorno de sus fronteras, nos lleva a pensar que los talibanes esta vez han venido para quedarse y dominar una parte del mundo.
Su líder supremo es Hibatullah Akhundzada, 60 años, militar y teólogo, sin estudios. Es el máximo responsable político, religioso y militar de los talibanes. Veterano de la guerra contra la ocupación de la URSS en los 80, como la mayoría de ellos, y jefe de los tribunales islámicos, es quien ordenaba lapidaciones o azotes a mujeres por no obedecer a sus maridos o padres, o cortar la mano a quien robaba, es él quien castigaba a la mujer que denunciaba haber sido violada porque su vestimenta había provocado la violación. Este hombre dirigirá el nuevo Afganistán talibán. Su nombre Hibatullah significa “regalo de Alà”. Que Dios nos coja confesados
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