Chueca es mi barrio. Llevo muchísimos años residiendo en él. Lo elegí para vivir, no porque fuera el más bonito de mi maravillosa Madrid, sino porque es el barrio que más representa la esencia de una ciudad y de un país donde libertad y tolerancia son huellas clave. Chueca es mi barrio, sí, como también es el barrio de todos. De todos los demócratas y de todos los que aman la libertad por encima de todas las cosas. Unos salvajes neonazis tuvieron la desfachatez de arrogárselo el pasado sábado como suyo, cuando no lo es. Porque ellos son fascistas intolerantes que desprecian la libertad y odian al diferente. Lo expresaron gritando “fuera maricones de nuestros barrios”, “fuera sidosos de Madrid”.
No constituían un número apabullante, pero sí muy significativo, alrededor de doscientos. A cara descubierta, la mayoría, y sin mayores obstáculos, se concentraron en la tarde del sábado y desfilaron descaradamente con la rabia y el odio dibujado en sus caras, en sus gritos y en sus actitudes. Lo hicieron con permiso -injustificable- de la Delegación del Gobierno que, ante el escándalo general de millones de personas indignadas, no solo en la capital sino en toda España, solo fue capaz de aducir que se había dado permiso para este acto por haber venido de la asociación de vecinos de San Blas-Canillejas “contra la Agenda 2030-2050”, por lo que nada hacía presagiar que derivara en lo que derivó.
Ya en Twitter, sin embargo, se había advertido por parte de algunos ciudadanos anónimos que, de eso, nada de nada, y que esa “inocente” concentración se convertiría exactamente en lo que se convirtió: una manifestación nazi. Sorprende también la inacción policial, a pesar de que la presencia de las Fuerzas de Seguridad era patente. La policía se limitó a “escoltar”-tal y como informaron utilizando esa expresión textual agencias de noticias como Europa Press- el “desfile” de estas bestias. En ningún caso, a pesar de los gritos de odio, de los brazos en alto haciendo el saludo fascista y de su actitud amenazante, los agentes intervinieron en ningún momento…¡Probablemente no podían! Espero y deseo que alguien dé muy pronto explicaciones más detalladas de lo ocurrido.
¡Que se vayan ellos! ¡No les tenemos miedo!
A estos neonazis, a estas criaturas infectadas de rabia y bilis, nostálgicos amantes del mayor criminal de la historia de la humanidad, les voy a decir con toda claridad, en su cara, que ni yo ni nosotros nos vamos a ir a ninguna parte porque este es nuestro barrio, esta es nuestra ciudad y este es nuestro país. Al contrario: en este maravilloso barrio de Chueca, en esta maravillosa capital, a la que llegué hace veinticinco años y de la que me enamoré porque me pareció una de las más libres del mundo, en este país que a mí como a tantos otros nos acogió un día con sus grandes y protectores brazos, cuajados de tanta historia, para quienes no hay sitio alguno es para ellos.
Son enfermos de odio y de homofobia, a los que niego incluso el calificativo de personas y por ello no tienen sitio en esta sociedad de valores libres y democráticos, en esta sociedad que cree por encima de todo en la tolerancia y en el respeto. Entre todos tenemos que derrotarlos, y lo vamos a conseguir. Por que no les tenemos miedo… yo no se lo tengo, y si yo no les temo, tampoco tú, querido lector, debes hacerlo. Eso es lo que buscan, precisamente, estos depredadores neonazis, que tengamos miedo, que nos vayamos y que nos encerremos todos en los armarios de la hipocresía, donde muchos de ellos están y seguirán encerrados.
España no es Chechenia, no es Rusia y tampoco nunca dejaremos que sea la Hungría de Orbán. En estos países como a estos neonazis y a todos los homófobos no les molesta en realidad que haya homosexuales, bisexuales, personas lgtbi en general, lo que más les molesta es que seamos libres de serlo, libres de casarnos y adoptar, tener niños.
Una peste que infecta buena parte del mundo
La homofobia no es un problema solo en España. Leo que la finalista italiana del concurso de Miss Mundo ha sido vilipendiada e insultada gravísimamente en las redes… ¡por ser lesbiana! ¡Qué maldita sociedad de locos estamos construyendo! No sé si sería una solución al problema, pero como gesto ayudaría bastante a reconducir las cosas a su lugar natural, la ilegalización en toda la Unión Europea de los partidos y asociaciones que, abiertamente, hacen apología de las ideas nazis y fascistas. Llevo años abogando públicamente por ello así como otros muchos destacados periodistas, políticos, analistas, relevantes figuras con un perfil público reconocido y reconocible… y cientos de millones de ciudadanos a lo largo y ancho del mundo. Lo ininteligible es que, en pleno siglo XXI, haya que explicar estas cosas una y otra vez.
¡Que se investigue hasta el final!
Estoy convencido de que la Justicia va a investigar estos hechos hasta el final. A las pocas horas de producirse estos bochornosos sucesos, en la propia noche del pasado sábado 18, desde el Ministerio de Igualdad, que dirige Irene Montero, se señaló que se informaría a la Fiscalía del odio contra la comunidad LGTBI en lo que en nota oficial se calificaba también abiertamente como “manifestación nazi”. La propia Montero, desde su cuenta de Twitter, lanzaba un mensaje de apoyo: “Colectivos y personas LGTBI, no estáis solas”
La acción de la Fiscalía en primera instancia es relevante, sobre todo, para dilucidar qué recorrido penal pueden tener en el futuro estos hechos. Y no solo eso: ¿Tendremos que aguantar más a partir de ahora? Estoy convencido de que nuestro sistema judicial caerá con todo su peso sobre quienes tratan de alterar la convivencia y causan alarma social al incurrir en evidentes delitos de odio con sus manifestaciones públicas. Sí, he dicho odio. Odio y provocación… y como se sabe, la provocación y el odio acaban engendrando espirales de violencia de incierto desarrollo, pero casi siempre fatales consecuencias y desenlaces nefastos. Hay que cortarlas de raíz.
¡Cómo no! ¡Los “conspiranóicos” ya en acción!
Me interesa, nos interesa tanto a mí como a todos los demócratas, que la Justicia se emplee a fondo en este asunto, porque ha comenzado a generarse una peligrosa dinámica de sospecha, a raíz de los desgraciados incidentes del sábado de que la concentración no sería más que un “montaje” orquestado por “el gobierno socialcomunista”. Estos discursos, que apestan también a odio a kilómetros, son los que van “cocinando” la salsa en la que se doran a fuego lento muchas mentes enfermas y que luego cristalizan sobre las calles en incidentes como el ocurrido el pasado sábado en Chueca.
Han sido también representantes de algunos diarios digitales, situados en el arco de la derecha más extrema, quienes se han apresurado a dar alas a esta teoría y han llegado a identificar a algunos de los asistentes, por sus camisetas, como “cercanos” a gentes que tendrían que ver con la escolta del exlíder de Podemos, Pablo Iglesias. Me parece una teoría rocambolesca, pero como van a cara descubierta casi todos, no me cabe duda de que la Justicia lo investigará hasta el final. Es lamentable, en cualquier caso, que no sea desde cuentas de Twitter, de ciudadanos sin perfil público o más o menos relevantes, desde donde se alienten estas “conspiranoias”, sino desde medios de comunicación a los que debe exigirse seriedad y responsabilidad, independientemente de su ideología.
Todos los partidos han condenado la manifestación de forma contundente. Pero no es suficiente, condenar esta manifestación neonazi no sirve para nada si muchas Señorías emanan día si y otro también mensajes homófobos y rechazan de forma contundente que TODOS LOS CIUDADANOS somos iguales y tenemos el derecho de amar a quien nos da la gana.
¡Fuera neonazis de Chueca, de Madrid, de España y del mundo entero! ¡Fuera, malditos homófobos! ¡No os queremos ni tenemos sitio para vosotros en nuestra sociedad!
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