La Fiesta del PCE era, entonces, algo así como una fantasía con Ana Belén más un bocata de chorizo, un chorizo ácido, pobre, pálido, pintado de chorizo como estaba pintada de rojo la bandera de El acorazado Potemkin. O sea que toda la fantasía comunista era en realidad Ana Belén, la Marianita Pineda del comunismo que decía Umbral, porque todo lo demás en aquella fiesta era merienda obrera y rojo despintado de otro rojo, revoluciones lejanas como evangelios de las que nos llegaban curas yeyés y engrasadores de submarinos que no teníamos. Lo que teníamos, ya digo, era el bocata de chorizo, a Ana Belén con su beso de payasete siempre en la boca, y a un millón de personas, o eso se decía, en la Casa de Campo. A lo mejor entonces no se sabía qué era la democracia, ni el comunismo, ni nada, era todo igual de yeyé, igual de festivo e igual de ambiguo. Cayó la URSS y hasta Ana Belén se hizo de la ceja, pero todavía andan Yolanda Díaz y Pablo Iglesias vendiéndonos totalitarismo como si fuera rocanrol.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Telefónica no cedió a la presión de Sánchez para defender la causa de Begoña Gómez
- 2 Trump se la juega a Jordania: “Es una declaración de guerra”
- 3 'El Ministerio del Tiempo' cumple diez años: todos sus secretos
- 4 El Gobierno vio como una traición la entrada de STC en Telefónica
- 5 La larga lista de falsos infiltrados que ETA asesinó
- 6 Las siete casas que acorralan a Ábalos un año después del inicio del 'caso Koldo'
- 7 Avance de 'Sueños de libertad' este lunes 24 de febrero
- 8 Los 10 mejores robots aspiradores calidad precio de 2025
- 9 ‘Dos hombres y medio’: Crack, estrellas porno y muchos millones