No es de extrañar que nos sorprendan las particularidades de un idioma que no es el nuestro, sobre todo a la hora de expresar amor. Llamar “bebé” a alguien talludito es más propio de tierras latinoamericanas o angloparlantes. Aquí se lleva más de lo de “cariño”, “amor” (está ganando adeptos), “cielo” o “mi vida” (más tradicionales).
En el Tíbet por lo visto se lleva mucho transmitir cariño diciendo que el otro es algo así como “el veneno más honroso de mi corazón”
En otros idiomas encontramos expresiones muy curiosas. En Japón, donde las caras ovaladas son señal de belleza, es maravilloso que te llamen “tamago gata no kao” (cara de huevo con ojos). Los franceses se sienten amados si les llaman “petit chou” (pequeño repollo), en Noruega es precioso que te llamen “pus” (gatito) y en el Tíbet por lo visto se lleva mucho transmitir cariño diciendo que el otro es algo así como “el veneno más honroso de mi corazón”.
Si hay cuatro letras, además de “love”, que se repiten una y otra vez en la música popular del mundo es la expresión “baby”. En realidad su auge ocurrió en la década de los 60, pero continuó desde entonces. Según un interesante estudio realizado en 2014 sobre las palabras más usadas en la música anglosajona publicada desde 1890, es interesante comprobar cómo hemos pasado de “uncle” (tío) o “home” (hogar) a expresiones como F**k (joder) o Die (morir).
Así, como quien no quiere la cosa, la palabra “baby” ha seguido ahí desde hace medio siglo, ocupando en 2015 el puesto 18 de los “principales” sustantivos usados en las canciones, detrás, claro, de algunas ganadoras seguras como la citada “love” (amor) o “You” (tú).
Empecemos, baby.
Cuando escuché por primera vez este disco, comprado en vinilo en unos grandes almacenes, reconozco que no le di la importancia que tiene para algunos expertos. He llegado a leer, y en Wikipedia nada menos, que se trata de uno de los mejores álbumes de la Historia del Rock. Dato objetivo: fue el disco más vendido en Estados Unidos en 1976. Se trata de Frampton Comes Alive!, de Peter Frampton. En él hay una versión en vivo de un gran tema llamado “Baby, I love your way”. Por cierto, y no vale consultar en google, ¿quién protagonizó la película que tenía este tema en su banda sonora?
Romántico, ¿verdad?. Pues si no llega a ser por la versión de Big Mountain de 1994, el tema pasa inadvertido para la mayoría de la gente. Fue gracias a la versión que hicieron unos fans del reggae jamaicano desde San Diego, California, que se conoció el tema para las masas. La película (no la recomiendo) se llamaba Reality Bites y es de la peor época de Winona Ryder, con Ben Stiller como director. Ahí estaba la respuesta a la pregunta.
Aunque J Balvin, Justin Bieber y hasta el Baby Shark que cantan los más pequeños podrían ser ejemplos de canciones con esa palabra, mejor vayamos con algo que alimente bien los oídos más exigentes. Y que, además, contiene las dos palabras de cuatro letras más populares en la música: Baby, Love, de The Supremes. Por cierto, ¿quién era su cantante principal? Pista: Hace unos días recordábamos el dueto que hizo junto a Julio Iglesias.
Diana Ross aparece casi irreconocible en la portada de este Baby Love. Venga, momento ahora para una balada. Una de esas voces especiales, únicas, y que además se ha llevado cuatro Grammys. Una veterinaria que sufrió por el color de su piel y acabó graduándose en Antropología y Estudios Africanos. Tracy Chapman ha tenido canciones inolvidables, pero esta en concreto es de una dulzura poco igualable. Y sin embargo, casi se olvida en los reportajes que hicieron sobre ella. Baby, can I hold you Es posible que al componer esta canción pensara en la que fue su pareja durante algún tiempo. Alguien que también trabajó comprometida con la causa de la lucha contra el racismo desde la cultura. ¿Sabes quién es?
Pues según declaró hace algún tiempo, Tracy Chapman fue pareja de Alice Walker, la autora de un libro que luego fue película llamado “El color púrpura”. Estoy tentado de hacer trampas y añadir una de The Beatles que curiosamente canta “baby” en el estribillo, y no pocas veces, pero… no tuvieron la amabilidad de incluir esas dos notas en el título, con lo que no nos vale. ¿Qué canción puede ser esa? Dejaremos un tiempo para pensarlo, lo que dura esta joya musical a todos los efectos. My baby just cares for me de la única e irrepetible Nina Simone.
Todos conocemos este tema, a pesar de tratarse de un estándar de Jazz, ¿verdad?. Pues en realidad el tema pronto tendrá un siglo de existencia. Se compuso en 1930 para la película de un musical llamado Whoopee. De los principios del cine sonoro, vamos. Por cierto, si la conocemos tanto es porque en 1987 cierta marca se dio cuenta de lo inadvertida que había pasado la grabación de Nina Simone de 1958 y la usó para publicidad. Era Chanel, poniendo música a su famoso número 5. Pues gracias a eso llegó a ser número uno en el Reino Unido, y en varios países más.
Está bien, acabaremos con otro tema histórico, e histérico (por el estruendo de los fans) de The Beatles y ese tema que dice incesantemente “baby” en el estribillo pero no aparece en el título, aunque muchos crean que sí. “Drive my car”.
Hasta la vista, baby.
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